“Ese maquillaje te hace ver muy vieja”, “Ella parece que tuviera más de 40 años y dos divorcios”, “Tengo suerte de tener 39 años y lucir más joven que ella. Todo el mundo quiere verse joven, pero ella es la única que quiere parecer de más de 21”. Así son los cientos de miles de comentarios que la actriz británica, Millie Bobby Brown, recibe cada vez que publica una fotografía en su cuenta de Instagram. No solo por ahí recibe esas “opiniones”: esta semana, la protagonista de Stranger Things compartió un vídeo hablando sobre el ciberacoso que ha experimentado por periodistas de medios internacionales, quienes han publicado múltiples artículos haciendo referencia a su apariencia física.
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Esto es el bodyshaming. En su libro publicado en 2011, Fat Shame: Stigma and the Fat Body in American Culture, la profesora Amy Farrell explica que el origen de este tipo de violencia se remonta al siglo XIX, cuando aparecieron los primeros libros sobre dietas. A partir de entonces se creó un estigma alrededor de las personas con obesidad, a las cuales se les humillaba por su apariencia. Ahora el bodyshaming no se limita a esa característica física: como lo demostró Millie, en redes sociales y medios de comunicación las críticas a los rostros y los cuerpos son abundantes.
Este tipo de ciberacoso es también catalogado como violencia simbólica, y es una de las más frecuentes en la virtualidad. De acuerdo con (In)seguras online: experiencias de niñas, adolescentes y jóvenes en torno al acoso online, una investigación realizada por la onegé Plan Internacional con 14.000 jóvenes de 22 países –entre los que se encuentra Colombia–, los comentarios negativos en redes sobre el físico de las adolescentes es la tercera forma de acoso más común.
El bodyshaming pasa factura a la salud mental de las víctimas. Laura Miranda, psicóloga especialista en Psicología Clínica y Salud Mental, explicó que, en general, el ciberacoso “causa daño tanto psicológico, emocional, como social, a las víctimas”. En cuanto a la humillación debido a la apariencia física, la experta afirma que esto puede “dejar una huella profunda en la autoimagen y autoestima” de la persona, llegando a generar aislamiento, rechazo a la propia imagen y, en algunos casos, trastornos de la conducta alimenticia.
Una de los sugerencias finales del estudio de Plan Internacional es el aumento de medidas de protección en contra todo tipo de ciberacoso en redes sociales. Las campañas de concientización y el acceso a servicios de salud mental son otras de las sugerencias para atender este tipo de violencia. La psicóloga Miranda recomienda que ante la aparición de señales de alerta como insomnio, incomodidad a la hora de utilizar las redes sociales o irritabilidad social se debe consultar un profesional para prevenir afectaciones a la salud mental.
“No me avergonzarán por mi aspecto, por mi forma de vestir o por la manera en la que me presento ante el mundo”, dijo Millie en su video, visibilizando una problemática que no se queda solo en las pantallas.
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