Estados Unidos está a punto de firmar un acuerdo con Ucrania que lo haría poseedor de una de las riquezas naturales más valiosas del mundo: los minerales estratégicos y las tierras raras.
Van desde el bromo, uranio, titanio, litio, grafito, galio, cobalto y níquel, hasta las tierras raras que abarcan elementos químicos como el neodimio y el disprosio. Estos metales tienen gran importancia en la geopolítica mundial, pues son cruciales en sectores clave como la tecnología, la defensa y la transición energética.
Por ello, apoderarse de las riquezas minerales de países como Ucrania ha sido uno de los principales objetivos del presidente Donald Trump desde que llegó a la Casa Blanca. El mandatario está interesado en el 50% de las tierras raras del país europeo y ha expresado que espera hasta US$500.000 millones en recursos minerales por la ayuda que prestó Joe Biden durante la guerra y los fondos que se seguirán enviando al territorio ucraniano.
Pero la idea de negociar con EE.UU. el acceso a estos minerales estratégicos surgió del propio presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, quien se la presentó a Trump desde septiembre de 2024 como parte del “Plan de la victoria”. Para algunos analistas esta es una forma de asegurar el apoyo estadounidense a Kiev en la guerra contra Rusia.
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Ucrania posee 21 de las 30 sustancias que la Unión Europea define como materias primas críticas, lo que representa alrededor del 5% de las reservas mundiales.
La oficina estatal ucraniana de servicios geológicos y recursos minerales, Ukrainian Geological Survey, calcula que el país podría desarrollar 100 proyectos de minerales críticos: con el litio y el grafito que poseen podrían fabricar hasta 20 millones de vehículos eléctricos, y con los otros minerales podrían producir alrededor de 100 millones de toneladas de fertilizantes fosfatados y materiales para aparatos electrónicos de alta tecnología.
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Por esto, el interés de Trump por estos minerales críticos no es nuevo: los ha tenido en la mira al menos desde 2017, cuando firmó una orden ejecutiva sobre ellos durante su primer mandato.
Para Alejandro Godoy, consultor geopolítico en asuntos internacionales, las grandes potencias, especialmente Estados Unidos y China, están involucradas en una carrera por dominar las industrias tecnológicas y energéticas del futuro. Y en esto, los minerales estratégicos son clave.
Una de las razones de peso, explicó Godoy, es que estos gigantes buscan asegurar el suministro de minerales esenciales para evitar vulnerabilidades en sus economías.
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“Dado que muchos de estos minerales son escasos y se concentran en unos pocos países (por ejemplo, China controla gran parte de las tierras raras, y el litio está dominado Chile, Bolivia y Argentina), las naciones buscan diversificar y controlar las fuentes de abastecimiento para reducir el riesgo de interrupciones en sus cadenas de suministro”, señaló.
Por lo anterior, continuó el analista, si Estados Unidos tuviera acceso a estos recursos podría desplazar a China como intermediario de estos minerales, especialmente si se enfocara en la producción de tierras raras, un sector en el que el gigante asiático domina actualmente la minería y el procesamiento.
“Este cambio alteraría las dinámicas comerciales y estratégicas, haciendo que China pudiera perder su papel de proveedor clave, lo que impactaría a las industrias globales, particularmente la tecnológica y la automotriz”, agregó.
Ahora, una de las consecuencias de esta “guerra” por los minerales, es que se aumentarían las tensiones geopolíticas.
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“China, al ver amenazada su posición de liderazgo en la provisión de minerales estratégicos, probablemente respondería con medidas diplomáticas, económicas o incluso militares para asegurar sus propios intereses en la región de Asia y África, donde posee acuerdos de explotación minera. En este escenario, la competencia por los recursos se intensificaría, lo que podría generar más conflictos de influencia y control geopolítico, sobre todo en países africanos ricos en recursos minerales donde China ya ha invertido fuertemente”, sostuvo Godoy.
Cabe recordar que la mitad de las reservas globales de estos minerales estratégicos los posee China, dominando tanto en su extracción como en su procesamiento, metales como litio, níquel, cobalto y tierras raras. También acapara dos cadenas de suministro importantes para la fabricación de baterías: refina el 95% del manganeso que se produce en el mundo y extrae el 64% del grafito.
Por esta razón, limitar la exportación de estos minerales ha sido la mejor arma de China contra la política arancelaria de Trump: a finales del año pasado anunció que empezaría a prohibir la exportación de componentes importantes utilizados para fabricar productos valiosos, como armamento y semiconductores.