Un nuevo caso que involucró a un extranjero al que le negaron el ingreso a Medellín por tener antecedentes de explotación sexual y consumo de drogas alucinógenas fue reportado este viernes.
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En su cuenta de X, Migración Colombia informó que se trata de un hombre que venía en un vuelo procedente de Orlando (Florida-Estados Unidos) en un vuelo de una aerolínea comercial que aterrizó en el aeropuerto internacional José María Córdova de Rionegro.
Al pasar el control migratorio, los agentes de la entidad se percataron que esta persona tenía reportes negativos que lo comprometían y de inmediato fue devuelto a su país de origen.
En la foto publicada en la cuenta de X de la autoridad migratoria se aprecia a un hombre de vestimenta informal y mediana edad, sin que se revelaran más datos acerca de su identidad.
Las autoridades del país han endurecido los controles para evitar la llegada de personas foráneas cuyo historial refleje la posibilidad de que incurran en delitos sexuales que atenten contra las mujeres y en especial contra las niñas y niños a su paso por nuestro territorio.
Estas medidas se han observado de manera particular en Cartagena y Medellín, donde se ha hecho evidente la práctica del llamado turismo sexual.
En el caso de la capital antioqueña, las autoridades locales emprendieron una campaña preventiva, de manera particular después de varios casos sucedidos el año pasado. El más sonado fue el ocurrido en plena Semana Santa, cuando el ciudadano estadounidense Timothy Alan Livingston fue hallado en un lujoso hospedaje tomado en alquiler de corta estancia, en compañía de dos menores de edad de 12 y 13 años.
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En el lugar, las autoridades encontraron también drogas y preservativos usados. Sin embargo, los policías que atendieron el incidente dejaron en libertad a este hombre, quien huyó del país.
A raíz de esto, la Procuraduría les formuló pliego de cargos al líder de la patrulla que estuvo al frente del operativo y que no formalizó la captura de Livingston así como a un jefe de policía de la estación Poblado, de la que dependían los uniformados que habrían incurrido en fallas al servicio.
Desde ese tiempo, en los aeropuertos regionales así como en las terminales de buses hay mensajes advirtiéndoles a los visitantes que acá no se admite la explotación sexual de niños, niñas y adolescentes.