Alias “Ricardo” y “Silvana Guerrero” aseguran que esta, que es una de las principales banderas del Jefe de Estado colombiano, fracasó.
Los comandantes del Ejército de Liberación Nacional (Eln) en el Catatumbo, región fronteriza entre Colombia y Venezuela, sostienen que “la confrontación va a seguir” ante cualquier acción militar del Gobierno colombiano que, alegan, pasó de la política de paz a una “guerra total”.
En una inusual entrevista en una locación secreta en las montañas de una de las zonas de Colombia con mayor concentración de narcocultivos, dos comandantes del Frente de Guerra Nororiental de esa guerrilla aseguraron a la AFP que no dudarán en repeler las acciones de los más de 10.000 efectivos de la Fuerza Pública desplegados en la región.
De origen guevarista, el Eln libra una guerra contra el estado colombiano desde 1964 y, desde mediados de enero, se ha involucrado en el Catatumbo en una arremetida contra una disidencia de las extintas FARC que deja al menos 76 muertos y 55.000 desplazados, según cifras oficiales.
Es la primera entrevista que este frente concede a medios desde el inicio de las confrontaciones en esa región, que han sumido a Colombia en su más grave crisis de violencia en la última década.
Custodiados por unos 30 combatientes fuertemente armados, los comandantes “Ricardo” y “Silvana Guerrero”, sentados con fusiles en mano, aseguran que están abiertos al diálogo pero listos para la guerra.
El Gobierno ha incluido a Silvana, cuyo nombre real es Luz Amanda Payares, en su lista de objetivos más buscados del ELN y ofrece una recompensa de unos 25.000 dólares por información que lleve a su captura.
La reciente escalada de violencia ha puesto en jaque la apuesta de Petro, bautizada como “paz total”, por desmovilizar a todos los grupos armados, en aras de desactivar un conflicto armado de medio siglo que ha dejado cerca de 1,1 millones de muertos.
“A la final se está convirtiendo en una guerra total”, dice con tono irónico el comandante Ricardo, que advierte: “Si siguen llegando más militares al territorio, lo más seguro es que la confrontación va a seguir, porque nosotros nos vamos a defender”.
“La política de paz de Petro fue un fracaso”, agrega la comandante Silvana.
En “los pocos meses que le quedan” a su gobierno, el mandatario “tiene como última carta sobre la manga” un proceso de desmovilización de unos 100 combatientes del Frente 33 de las extintas FARC que operan en esa zona y a quienes el ELN les ha declarado la guerra.
“Él (Petro) necesita mostrar algo (...) Quizás, dentro de poco tiempo, vamos a ver una contraofensiva en el territorio de otra dimensión”, dice Silvana.
El mandatario ha prometido reimponer el control estatal por la fuerza si es necesario. “El ELN ha escogido el camino de la guerra y guerra tendrá”, escribió Petro en la red social X en enero.
Analistas consideran que los recientes choques entre el ELN y el Frente 33 surgen a raíz de una guerra territorial por las lucrativas rutas de tráfico de cocaína hacia Venezuela.
El territorio del ELN en el Catatumbo es una puerta de entrada a la costa del Caribe, donde parte de la cocaína colombiana inicia su viaje hacia el resto del mundo.
El Gobierno alega que el ELN mantiene vínculos con el cártel mexicano de Sinaloa. Pero Silvana niega la implicación directa de la guerrilla en el narcotráfico, aunque admite que el grupo cobra impuestos por la cocaína producida. “Nosotros hacemos una impuestación (sic) por kilo en el territorio porque, bueno, nosotros necesitamos una economía”, asegura.
Ella estima que el Gobierno los “estigmatiza” al vincularlos “directamente con el narcotráfico”.
Investigadores del conflicto sostienen que el ELN se ha convertido en los últimos años en una guerrilla binacional, que se mueve constantemente por ambos lados de la frontera colombo-venezolana.
Los comandantes del Frente Nororiental lo niegan. “No hay posiciones (del ELN) del otro lado de la frontera”, asegura Ricardo.
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