En las últimas semanas EL COLOMBIANO reveló dos cartas de periodistas que salieron de RTVC con alertas preocupantes. Esto se suma a un ambiente generalizado frente a una línea editorial respetable pero que obedece únicamente a ser el reproductor del interés del Gobierno, y también caracterizada por las enemistades personales de Hollman Morris, el gerente del medio público.
Este tipo de cartas ya no son una sorpresa en RTVC, que es un canal público, pagado por los contribuyentes —contrario a los medios estatales emblemáticos del mundo como la BBC de Reino Unido, que es un ejemplo de profesionalismo—.
Quienes envían esas cartas atraviesan semanas o meses de incertidumbre por la ausencia de respuestas frente a la renovación de los contratos. Periodistas y productores escriben su misiva de despedida expresando con argumentos sus experiencias de haber trabajado en el modelo actual del sistema de medios, que había sido por años la joya de la corona y ejemplo de manejo estatal.
Las principales quejas son sobre la precariedad de garantías laborales; justamente los contratos firmados a pocos meses, mientras se evalúa la idoneidad o la lealtad de las personas contratadas, y luego todo lo que tiene que ver con la censura, los famosos “vetos” a personajes, las personas que Morris utiliza como “censores”, según lo señalaron todas las fuentes consultadas y el uso de los contenidos para desarrollar las enemistades del gerente.
Una de las cartas, además hecha pública, fue la que escribió Juan Jose Macía. Se trata de un periodista con una amplia trayectoria que estuvo a cargo de la producción y edición de regiones en Radio Nacional durante nueve años.
“Eduardo Santos, en medio del discurso con el que inauguró la Radio Nacional de Colombia, decía: ‘Esta radiodifusora pertenece a la nación colombiana y ha de estar siempre a su servicio exclusivo, estarán excluida de ella las polémicas personales, las voces de discordia, las propagandas interesadas’”, escribió el productor.
Pero su propio texto muestra la desilusión frente a las palabras de Santos que recordaba. “Aunque ya han pasado más de 85 años de ese discurso, estoy convencido que ese fragmento marca el deber ser de una radio pública: debe ser una radio de la nación y no de un gobierno, una radio que no sirva de altoparlante para las polémicas personales y que busque unir a la nación, no mantener las divisiones que tanto daño nos han hecho como país (...) Me da lástima pensar que la radio incluyente que buscaba unir a la nación se haya desdibujado de tal manera en el primer gobierno progresista de nuestra historia. No dejo de pensar en lo paradójico de eso”, puntualizó Macía.
Carolina Bustamante era coordinadora de investigaciones especiales, estuvo en ocho gerencias y también salió con una carta cuestionando la falta de pluralidad y garantías para los trabajadores. “A esta estabilidad laboral, propia de parias, se suma un ambiente en el que toca comprender el silencio inquietante y tenso de compañeros y colegas, manifestando estrés permanente e inseguridad frente a su permanencia o no en la entidad (...) la sensación de estar siendo calificado, observado o juzgado por no ser parte de un séquito de amigos o militantes que defienden una ideología política y que han mal usado los recursos del sistema de medios (...) el problema no es RTVC, es a quienes se ha puesto a ejecutarlo”, dice la carta de Bustamante.
Este diario conoció que en la actualidad hay personas que tienen contratos de renovación a dos meses, lo que es paradójico porque no cumple con las demandas del propio programa de gobierno y de la reforma laboral que se encuentra en la Comisión Séptima de Senado.
Los contratos se han consolidado en el formato de prestación de servicios; esto ha ocurrido de manera tradicional en administraciones anteriores por las características de RTVC, pero lo que no sucedía es que fueran a dos o tres meses, generando estrés y preocupación a los trabajadores porque no saben si la gerencia decidirá renovarlos o no. Varias personas que trabajaron durante años con varios gobiernos y que tenían una experiencia valiosa en el sector han salido de esta forma luego de meses de no tener ninguna respuesta.
El otro gran problema en el modelo actual es el de los vetos y los lineamientos que podrían considerarse censura. EL COLOMBIANO reveló el caso de dos sugerencias de invitados a los contenidos de RTVC en la franja de la mañana que es cuando se concentra la apuesta editorial, además del noticiero, y en donde Hollman Morris ha cobrado un papel relevante para cuestionar a medios de comunicación privados.
“Propusieron a Juanita Goebertus, la directora de Human Rights Watch para América Latina, con el fin de hablar de Derechos Humanos en la región. La invitada iba a estar para el engranaje de ‘El Calentao’ y Radio Nacional y Bastidas inmediatamente lo negó”, dijo una fuente en la primera entrega. Otra persona se refirió al caso de un profesor de la Universidad del Rosario para hablar de la coyuntura de Venezuela, el año pasado, pero también fue negado.
Pablo Bastidas es uno de los hombres de confianza que es jefe de emisión en el programa de la mañana y ha trabajado con Morris desde Canal Capital. Hoy está repitiendo el modelo en el que se impone la línea del gerente, aún cuando eso signifique que no se puede llamar a quienes sean considerados enemigos de Morris o hayan tenido alguna controversia pública con él.
Esto empezó a ocurrir con más énfasis hacia finales de 2023 cuando se consolidó la convergencia entre radio y televisión de esta administración. Una presentadora invitó a un programa en la noche a la académica y doctora Carolina Sanín y rápidamente le dijeron por el apuntador que debía cortarla.
Pero eso no es lo más grave. Una fuente más que estuvo permanentemente en las discusiones de las decisiones editoriales en RTVC bajo el modelo de Morris reveló a EL COLOMBIANO un listado de peticiones y personajes sobre los cuales se han dado instrucciones de censura.
“Jennifer Pedraza, Katherine Miranda y Angélica Lozano están vetadas. Cualquier político de centro o derecha que tenga críticas al Gobierno no se puede llamar. A Carlos Carrillo —director de la UNGRD— se pidió al día después del Consejo de Ministros que no lo tuviéramos porque estaba siendo crítico con lo ocurrido durante el consejo”, aseguró la fuente. En efecto, ninguna de estas personas ha salido en los espacios de contenido, pese a que en la fuente política son permanentemente protagonistas de noticias.
También hay una orden de que no se pasen fulles o fragmentos de declaraciones de algunos políticos. “Que no salgan fulles de alcaldías de Bogotá, Cali y Medellín ni de la Gobernación de Antioquia”.
Durante la última protesta de algunos transportadores se acogió por completo la línea del Gobierno, que fue la de desestimar los reclamos y señalar que era una protesta mediada por intereses políticos. Eso era parcialmente cierto porque muchos transportadores no estuvieron de acuerdo con el paro. Pero sí hubo una representación que pedía al Gobierno que se cumplieran acuerdos anteriores. En RTVC se dio esta instrucción, de acuerdo con la fuente: “No tenerlos a ellos, ni a nadie que hable sobre las consecuencias del paro. Hay unos transportadores que estaban en contra del paro y a ellos se tomaron como las fuentes para hablar del tema”, dijo a este periódico.
Hubo otro caso más que ejemplifica el modelo Morris, es decir, el uso de un medio público para la defensa y promoción sin límites del Gobierno, algo que va en contravía de la esencia de los medios públicos.
Cuando, a inicios de este año, hubo una crisis de política exterior por la decisión del presidente Donald Trump de aumentar las deportaciones a ciudadanos extranjeros indocumentados, y el presidente Petro no autorizó la llegada de un avión estadounidense, en RTVC también hubo una instrucción frente a los vuelos posteriores que el Gobierno gestionó con aviones propios. Estos fueron enviados a recoger a los ciudadanos colombianos para que llegaran sin esposas.
“Se puso al aire a Daniel Oquendo, uno de los migrantes deportados en el vuelo que el presidente Petro hizo devolver a Estados Unidos y quien fue crítico de la medida tomada por Petro. La productora de los invitados recibió un llamado de atención y se le pidió que antes de las entrevistas hiciera preproducción con los invitados para saber qué pensaba del Gobierno y no terminar clavándonos el puñal nosotros mismos”, afirmó la fuente.
Hubo dos casos más recientes que demuestran que hoy la pluralidad en los contenidos no es una opción. “En el paro armado del Chocó se dijo que no podíamos mostrar las cosas como si hubiera una guerra y se pidió en todas las emisiones que se mostrara por el contrario que era la consecuencia a las operaciones del Gobierno. Con la audiencia pública en Támesis, Antioquia, sobre minería o ZPPA, la instrucción fue que el enfoque debe ser por los abucheos al gobernador”, agregó.
Esta persona que habló directamente con EL COLOMBIANO teme por las repercusiones.
Finalmente, hay un caso más que es el de Mauricio Jaramillo. Se trata de un PhD. en Ciencia Política de la Universidad de Toulouse que fue llevado a RTVC a ser presentador, luego director de ‘El Calentao’ y ‘Noches de Opinión’, y se convirtió en el anchor estrella de la estrategia. Renunció hace algunas semanas porque el Presidente pidió que fuera nombrado vicecanciller de asuntos multilaterales.
Jaramillo tuvo numerosos desacuerdos editoriales con Bastidas y otros integrantes del equipo como Narda Gómez, quien ya no está hoy. En uno de esos episodios, varias personas recordaron que luego de una controversia al aire, Jaramillo alzó la voz para decirle a Bastidas que “este no es el canal de Petro, ¿somos un canal progresista o petrista?”.
Tras ese inconveniente, los alfiles de Morris trataron de bloquear a Jaramillo y acusarlo incluso de misoginia en un grupo interno. Pero las fuentes consultadas para esta entrega, más de cinco, aseguraron que Jaramillo siempre pidió pluralidad y tuvo una postura más democrática y abierta a sugerir personajes o hablar de temas que no eran cómodos para Bastidas, el puente con el gerente. Cuando murió Rodolfo Hernández, Jaramillo pidió abrir su espacio con esa noticia por la relevancia del personaje; también intentaron bloquearlo. Finalmente su decisión se impuso.
Este periódico consultó al vicencanciller para su versión de estos episodios. “Yo sí tuve desacuerdos por la línea editorial, tuve discusiones por invitados que yo quería traer. No hablaría de censura, tal vez en algún momento tuve una discusión de que la línea editorial fuera apegada a la Constitución del 91. Fueron tantas discusiones que tuve en esos consejos que no recuerdo si dije que no era el canal de Petro”, afirmó.
En RTVC también han pasado cosas positivas. Las fuentes reconocieron que en las pantallas se ve un medio público mas descentralizado que ha llevado recursos y gestión a las regiones, más plural en donde los periodistas son indígenas, afro y de minorías e incluso con mejores salarios. “Hollman ha decidido enfocar la información al territorio y eso es muy importante”, dijo otra persona consultada. Pero en lo que tiene que ver con el fin y el propósito de RTVC los cuestionamientos son numerosos y reveladores. El presidente Gustavo Petro dijo en la cabina de Radio Nacional en 2022 cuando todavía estaba en campaña que el medio público debía ser de la Nación: “Se necesita una poderosa televisión y radio pública que no sea de los gobiernos, porque entonces varía el color y lo que dice de gobierno en gobierno, sino que sea de la Nación. Eso implica una institucionalidad diferente”. Tres años después, en su administración, la institucionalidad que se construyó en RTVC indica todo lo contrario. El medio público en Colombia funciona como si fuera de su gobierno y no de la Nación.
EL COLOMBIANO le envió un cuestionario al gerente Hollman Morris y a la subgerente Paula Fonseca para incluir su versión, pero al cierre de esta edición no dieron respuesta.