Colombia ha visto crecer, literalmente, a Juliana Velásquez. Desde 2004 en Angelitos y al año siguiente en Club 10, al lado de Aurelio Cheveroni, la polifacética niña pasó a la adolescencia frente a las cámaras y ahora con 27 años suma más de 20 producciones televisivas en nuestro país.
La actuación ha sido su vida, pero desde hace algunos años, dos exactamente, está en pausa por cuenta de una carrera musical que comenzó como un hobby y ahora ocupa su día a día. Ha lanzado dos EP (Extended Play, de no más de 5 canciones) y cuatro álbumes desde 2020, ganó el Latin Grammy como Mejor nuevo artista en 2021, fue la primera mujer en hacer una colaboración con el Grupo Niche y será la primera solista bogotana en presentarse en el Movistar Arena este año.
Juliana hace la música que quiere, no se enfrasca en un género ni busca desesperadamente el éxito. Escribe mucho y sabe que con paciencia y, sobre todo, mucha pasión por lo que hace, los resultados se irán dando.
Acaba de lanzar La pista, un álbum que ha denominado como una telenovela musical colombiana que celebra la esencia y los sonidos latinoamericanos. Tiene salsa, merengue, reguetón, pop, algo de electrónica, funk brasileño, balada, cumbia y hasta sonido mexicano. Trae colaboraciones con Marco Mares, Esteban Rojas, Lagos, Las Villa, Neto Peña, Pocah y Piso 21.
De este álbum y más, Juliana habló con EL COLOMBIANO.
“Sí, ha sido muy hermoso. Yo he aprendido que no hay nada más que uno agradezca de un artista o de cualquier persona que el ser espontáneo y genuino, y yo he tenido el privilegio de crecer a los ojos del público desde muy chiquita. Últimamente he tomado la decisión de permitirme ser quien soy y desde ese lugar conectar. Siento una gratitud muy grande. El público colombiano es muy amoroso y soy muy feliz de ser de esta tierra”.
“Ha sido de mucha exploración y de seguir mucho el corazón, y yo sé que suena cliché, pero realmente ha sido así. A mí la vida me dio un vuelco muy grande porque en ese momento del Latin Grammy yo era una actriz 100% dedicada a la actuación que hacía música porque era su hobby y de repente viene esta oportunidad gigante. Ha sido una Juliana que no ha tenido miedo a hacer la música que le nace y que se le antoja hacer a su corazón, y no desde un acto de rebeldía ni de pretensión sino desde la curiosidad de llegar a un estudio de grabación y no repetirme (...) Ha sido un camino hermoso incluso con el síndrome del impostor asomándose, pero hago música con el derecho que siento de hacerla porque la respeto, la amo, la abrazo, la acaricio, le dedico todas mis horas, mi vida entera y uno tiene que hacer lo que puede en vida y no vivir con miedo”.
“A mí me encantan los conceptos. Yo soy una artista a la que le gusta tener un universo, netamente porque soy dramática y empeliculada como actriz, y también admiro mucho de los artistas que te entreguen una milla más, no solamente una buena canción o un video de calidad sino algo más allá. Vengo de Mar adentro, que fue un álbum completamente conceptual, que giraba en torno a un libro, en el que la música era otra búsqueda y es la misma Juliana, solamente que con diferentes caras. La pista viene desde una necesidad mía de decir: ‘Yo quiero que mi música sea más generosa con la gente. Yo no quiero que la música de Juliana solo se pueda escuchar en ciertos contextos del día o que solamente sea música que escuchen las personas más introspectivas, porque esa misma gente que sana con mi música sale los viernes y sábados de fiesta con sus amigos, somos colombianos, está en nuestra sangre. Yo quiero tener un álbum en el que la gente también pueda sanar, pero desde un lugar más ligero, desde el movimiento, desde conectar con otras cosas”.
“Yo me siento junto a Juancho Muñoz, que es codirector de toda esta idea, y nos imaginamos contar todas las historias que pasan en una misma noche, en una misma pista de baile (...) Y con este concepto nos dimos la licencia de hacer una pista de baile latinoamericana crossover, con merengue, cumbia, salsa, reguetón, balada, algo mexicano. Era aprovechar el concepto para volarnos la cabeza y disfrutarlo. Eso es La pista, es una novela álbum en la que todo pasa en la misma noche y cada canción es como si fuera un título que nos cuenta la historia de cada personaje en esa misma pista de baile”.
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“Fue un desafío porque tuvimos que hacer los 12 videos en 4 días. Por fortuna venimos del teatro musical y fue maravilloso poder contar además con unos bailarines excelentes, un equipo técnico creativo 100% colombiano, manos 100% colombianas, productora de Cali, gente de Bogotá, de Medellín, de la Costa. Estuvimos grabando en la Macarena, en un bar de Bogotá”.
“Ya llevo casi 2 años sin actuar y me ha hecho mucha falta, debo ser honesta, pero espero poder volver muy pronto”.
“Siendo muy honesta, no va a ser pronto porque estoy a puertas del concierto más grande de mi carrera artística que es el Movistar Arena, que me tiene muy feliz. Soy la primera bogotana solista en la historia en hacer este gran escenario de nuestro país, en mi ciudad, entonces estamos juntando todas las fuerzas y más bien invitando a toda la people hermosa, que sé que de Medellín vienen, los esperamos el 23 de mayo, será nuestro único concierto del año, por ahora”.
“Eso fue una locura. Para mí fue muy hermoso aventarme a hacer el video y de repente una niña maravillosa que tuvo la oportunidad de estar en el Meet and Greet tuvo las ganas y la intención de decirle a Shakira: ‘Mira, ella es Juliana, esa artista colombiana, ella se moría por cantar contigo’, le mostró el video y le pidió que me mandara un mensaje que fue el que compartí. Yo quizá no tengo los contactos ni maquinaria o dinero, pero cuando uno conecta con gente linda se pueden cumplir los sueños. Esta niña preciosa me cumplió el mío, me mandó esa nota de voz y yo que me moría, casi me desmayo”.