Para un rockero de pura cepa, La Batalla de las Bandas es uno de esos eventos históricos a los que quisiera trasladarse si tan solo existieran los viajes en el tiempo. Este domingo se cumplen 40 años del concierto que sacudió la escena del rock en Medellín y que trastocó la juventud de la década de los ochenta.
Por eso, este fin de semana se conmemorará La Batalla con dos eventos en la ciudad. El primero será un conversatorio sobre la historia e influencia del Ultra Metal, género que nació hace 40 años en este evento. Este se llevará a cabo el 21 de marzo en La House of Demons en Laureles a las 9:00 p.m.
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La otra celebración por el cuadragésimo aniversario de La Batalla será este domingo a las 4:00 p.m. en el mismo lugar, donde se realizará la proyección de material audiovisual inédito del concierto, charlas con artistas que participaron en él y, finalmente, habrá una presentación musical.
Esta conmemoración busca mantener vivo el legado de uno de los hitos del rock paisa. ¿Cómo fue La Batalla de las Bandas?
Antes de La Batalla de las Bandas, la historia del rock en Medellín ya tenía trayecto recorrido. Hasta ese momento, su máximo referente era el Festival Ancón, realizado entre el 18 y el 20 de junio de 1971, y calificado como un “atentado” a las tradiciones y a la moral católica imperante de la época.
Este género, que llegó a la ciudad en la década de los sesenta en forma de cassettes provenientes del exterior, comenzó a tomar forma y a calar hondo en la juventud paisa. La aparición de agrupaciones musicales, reuniones alrededor de este género y la promoción de éxitos y conciertos en diferentes emisoras de la ciudad fue lo que le dio paso al hito que fue La Batalla.
El concierto, que fue posible gracias a la colaboración entre el empresario Raúl Velásquez, Veracruz Stereo y el periódico El Mundo, tenía como objetivo visibilizar la escena local del rock. La idea era comenzar a posicionar las bandas de la ciudad, por lo que se hicieron audiciones y, a la final, ocho fueron las seleccionadas para presentarse en La Batalla.
La idea era que las agrupaciones ganadoras de las dos categorías del concierto, novatos y experimentados, pudieran grabar un álbum en un estudio profesional y un videoclip.
El 23 de marzo de 1985 en La Macarena estaba planeado que tocaran Spol, Glöstergladiator, Danger, Mierda, Excalibur, Parabellum, Lasser y Kraken. En ese orden, las bandas comenzaron a presentarse, pero desde la primera presentación musical el ambiente del evento se tornó tenso debido a los gritos y los objetos que lanzó el público hacia el escenario.
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Como reconstruyó el historiador Juan David Aragonés en la investigación La Batalla de las Bandas: una aproximación a la juventud y el Metal, en Medellín de los años ochenta, cuando llegó el turno de Lasser, la penúltima banda de La Batalla, una “verdadera guerra” se desencadenó. Paquetes de comida, vasos, piedras y arena hicieron las veces de proyectiles y ocasionaron la suspensión del concierto.
Si bien son varias las hipótesis sobre exactamente qué fue lo que dio inicio a la pelea –algunos dicen que fue por el baile de una persona que estaba en las graderías, otros que por los insultos que iban y venían en la Plaza y también que todo se debió a la participación de bandas “caspas”–, el caso es que lo ocurrido en La Batalla dio cuenta del momento adverso que enfrentaba la juventud paisa en los ochenta. El narcotráfico aterrorizaba las calles y las oportunidades para los más jóvenes eran pocas. Por ejemplo, se calcula que para entonces el porcentaje de desempleo juvenil en Medellín era del 30%, como lo menciona Aragonés en su investigación.
“Una porción considerable de ellos volcó sus intereses al ejercicio de la música independiente, a pesar de no contar con recursos ni herramientas para hacerlo. Esto llevó a muchos jóvenes de varios barrios de Medellín a ser sus propios luthiers para construir sus instrumentos y generar su propio sonido”, cuenta Román González, uno de los expertos sobre la historia del rock en Medellín.
La Batalla transformó la escena underground de la ciudad y los cambios que introdujo siguen visibles 40 años después. González señala que uno de ellos es el valor que adquirieron los procesos creativos independientes. Pero tal vez uno de los legados más grandes fue el Ultra Metal, subgénero del heavy metal que es producto de ese arte de hacer lo que se puede con lo que se tiene que aún habita en la escena cultural de Medellín.