Si la fiscal general, Luz Adriana Camargo, logra sacar adelante el concurso de la Fiscalía, la entidad estaría a punto de vivir una de las transformaciones más profundas de su historia. Se trata de una tarea pendiente desde hace años en ese organismo. Y que, hasta ahora, ningún fiscal ha podido concretar por cuenta de los enredos jurídicos y políticos internos que giran alrededor de lo que es una de las plantas de personal más grandes del país.En gran medida el poder de un fiscal general está en la posibilidad que tiene quien ocupa este cargo de nombrar a miles de personas.