Daniel Niño Tarazona

Hace 69 años, en 1956, en medio de un estado de conmoción interior, se empezó a gestar lo que hoy es el fondo de pensiones privado más antiguo de Colombia. Surgió de la básica concepción de que, sin pilotos, no hay aviación civil. Y en Colombia, como en el mundo, la aviación civil es un asunto de seguridad nacional, orden público y salubridad pública.

En los cuentos infantiles más antiguos, siempre el bosque fue un lugar inhóspito, agreste y cambiante que ejercía una poderosa atracción de aventurar, de descubrir y de experimentar, pero ello también entrañaba riesgos, peligros y sorpresas o trampas.

Con los informes de prospectiva habiendo decantado el resultado de las elecciones de Estados Unidos, y tras haber empezado a rodar el año con tempranos imponderables, el panorama económico debe acentuarse en un entorno geopolítico fragoso. Aunque sea de la administración americana saliente, la medida de imponer sanciones petroleras a Rusia parece haber sido con beneplácito de la entrante. Ello, eventualmente, afecta a cerca del 25 por ciento de las exportaciones de dicho país, si bien no es seguro que sean sanciones con vocación de permanencia.

Un colega muy inquieto, de mucha valía, y muy informado me comentó que, dada la situación fiscal del país tan precaria, él se preguntaba cómo estaban analizando los inversionistas los riesgos y si la tasa de rendimientos de la deuda interna del Gobierno colombiano sopesaba esos riesgos. Se preguntaba muy a menudo qué estaban viendo esos inversionistas a la hora de comprar bonos del tesoro de la República de Colombia,es decir, TES.