Durante el 11 de octubre, la Iglesia Católica conmemora al papa San Juan XXIII, quien en 1992 entró en el seminario de Bérgamo, donde comenzó a escribir notas espirituales que fueron reunidas en el libro ‘Diario de un alma’. Fue admitido en la Orden Franciscana Seglar, según ‘Vatican.va’.
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En 1901 obtuvo una beca de la Fundación Cerasoli, pero interrumpió sus estudios para prestar su servicio en el ejército italiano, y cuando regresó continuó con su trabajo para un doctorado en teología. Tras esto, en 1915, en la Primera Guerra Mundial fue convocado como capellán.
Luego, en 1918, fue nombrado director espiritual del seminario y abrió un albergue para estudiantes en Bérgamo. Reorganizó la Sociedad para la Propagación de la Fe, estableció una oficina en Estambul para localizar a los prisioneros de guerra y se convirtió en el primer observador permanente de la Santa Sede en la Unesco.
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Elevó la Comisión Pontificia para el cine, la radio y la televisión a un nivel más alto, dejando ver su interés en los medios de comunicación para utilizarlos como una herramienta para la Iglesia. Consagró a catorce obispos en Asia, África y Oceanía por su compromiso.
Debido a todas sus acciones, San Juan Pablo II expresó en el traslado de sus restos en el 2001 que su más grande legado fue su santidad: “Quisiera subrayar de modo particular que el don más valioso que el Papa Juan XXIII ha dejado al pueblo de Dios es él mismo, es decir, su testimonio de santidad”, de acuerdo con ‘Aciprensa’.
(De interés: Día de la oración: plegaria a Dios por el cuidado de la creación y la piedad por el ser humano).
Oración a San Juan XXIII para pedirle a Dios por sus necesidades y el don de la paz
Oración
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Dios, padre amado, que nos diste como santo padre a San Juan XXIII, llamado por todos el Papa de la paz y el Papa bueno.
Te pedimos, padre, por su intercesión, ser portadores en esta tierra del don maravilloso de tu paz y ser, por tanto, hombres y mujeres de diálogo, comprensión y tolerancia.
Ayúdanos, señor a ver a todos los que nos rodean como hermanos e hijos de un mismo Dios y a buscar en todo momento el entendimiento sin desvirtuar tu luz y tu verdad.
Queremos, como San Juan XXIII, que nos reconozca el mundo entero porque, como discípulos tuyos, nos amamos unos a otros.
Gracias por este ejemplo de virtudes. Y unidos a todos los santos del cielo y en especial a este papa bueno, te suplico, padre santo, esta gracia particular que necesito (haga aquí su petición).
Gracias, te doy de antemano, señor, porque al ruego de tan gran intercesor estoy seguro de que me será concedida. Amén.
Oración a la sangre de Cristo para comenzar el día | El Tiempo
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LEIDY ESTEFANIA RICO ARBOLEDA
REDACCIÓN ALCANCE DIGITAL
EL TIEMPO
Leidy Estefanía Rico Arboleda