Parece ser que, al menos por primera vez, el alcalde Carlos Fernando Galán y el presidente Gustavo Petro están cerca de entenderse. El tema del agua, tan crítico como para Bogotá como para los municipios de la sabana, ha repercutido la suficiente gravedad como para acercar a dos polos ideológicos opuestos.
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El primer paso lo dio el presidente luego de reaccionar una noticia en la que habló de una posible tentativa del Distrito para decretar la situación de desastre por cuenta de la escasez de agua. “Muy bien. Hora de trabajar juntos, señor alcalde de Bogotá. La sed no da espera”, reaccionó el presidente ante el tanteo expuesto por la W radio.
En un sentido más amplio, el presidente dio más detalles sobre la propuesta, argumentando que “Bogotá hoy, es la ciudad más grande del mundo que se queda sin agua. La ciudad amerita un proceso de emergencia, dado que las actuales lluvias no devolverán el embalse Chingaza a sus niveles normales antes de la nueva temporada de sequía en enero”.
Para atender la crisis en el corto plazo, tal y como lo exige la coyuntura de la ciudad, el Gobierno Nacional propuso decretar la situación de desastre en Bogotá. La propuesta de Petro entonces, consiste en juntar presupuestos nacionales, distritales y municipales, con las acciones que la ciudadanía pueda desarrollar, en beneficio del ahorro y la reutilización de agua.
Todo lo anterior, para, por ejemplo, “iniciar la contratación de sistemas permanentes de recolección de aguas lluvias para su uso en la limpieza del hogar y otros menesteres que no necesitan del agua potable”, explicó Petro.
La respuesta del alcalde
Casi diez horas después del aspaviento de presidencia, el alcalde respondió de manera preliminar a través de su cuenta de X. En dicho mensaje, el alcalde se mostró complacido de trabajar con Petro en soluciones conjuntas, más allá del estado de desastre, con el fin de plantear soluciones inmediatas a la problemática. De hecho, le hizo una invitación a sentarse, junto a sus equipos y asesores, para revisar todo tipo de iniciativas.
“Presidente, trabajemos juntos por el agua. En Bogotá hemos tomado medidas basadas en evidencia. Estamos listos a sentarnos con usted y el Gobierno nacional para revisar cómo se podrían complementar”, manifestó Galán.
En ese orden de ideas, ahora toca esperar a que las voluntades y los mensajes de X se materialicen en encuentros formales, pero, sobre todo, en políticas concretas que atiendan una crisis sin precedentes en la región metropolitana de Bogotá.
No es la primera vez que Petro habla de las aguas lluvias como alternativa para restar presión a los embalses que surten la ciudad y los municipios colindantes. Por ejemplo, hace poco, el presidente Gustavo Petro hizo un llamado a la ciudadanía bogotana para que utilicen al máximo este tipo de recurso. “Es importante que los habitantes de Bogotá y la Sabana, además, las ciudades y regiones con estrés hídrico, hagan uso, al máximo, de la recolección y uso de aguas lluvias”, manifestó.
Incluso, el mandatario propuso que aquellos inmuebles de propiedad horizontal, en donde las viviendas son más pequeñas, y por ende es más complicada la recolección de las aguas lluvias, se realicen modificaciones para tener nuevos almacenamientos para el recurso. “Comunidades de edificios, barrios y hogares pueden hacer modificaciones locativas para recoger aguas lluvias de manera mucho más permanente”.
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