El Estado hebreo lleva a cabo ceremonias conmemorativas este lunes al cumplirse el mayor asesinato de judíos desde la Segunda Guerra Mundial, con vigilias en honor a las víctimas y manifestaciones para exigir el retorno de los rehenes.
Con Daniel Blumenthal, corresponsal de RFI en Tel Aviv, y AFP
Atacado por sorpresa el 7 de octubre, Israel se lanzó a una guerra defensiva, justificada durante las primeras semanas por los países occidentales y gran parte de la opinión pública internacional, pero que dividió a la población. Al día siguiente, Hezbolá atacó desde Líbano, extendiendo la guerra también a la frontera norte.
A medida que transcurren los meses, se nota que el daño causado por Hamás no terminó con el ataque. Continúa socavando las bases morales de la sociedad israelí mientras el gobierno se niega a ceder en las negociaciones sobre los secuestrados y pagar el precio de poner fin a la guerra.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, prometió el lunes traer de vuelta a todos los rehenes aún cautivos en Gaza, durante una ceremonia de conmemoración del primer aniversario del letal ataque de Hamás en el sur de Israel.
“En este día, en este lugar, y en muchos lugares en nuestro país, recordamos a nuestros muertos, nuestros rehenes, a quienes estamos obligados a traer de vuelta, y a nuestros héroes caídos en defensa de la patria y de la nación. Sufrimos una terrible masacre hace un año”, declaró Netanyahu en la ceremonia que tuvo lugar en Jerusalén.
En la guerra más prolongada de la historia de Israel, la vida de los israelíes cambió irreconociblemente. Está involucrado en una guerra con siete frentes, Hamás en Gaza, Hezbolá en Líbano, Irán, milicias pro-iraníes en Iraq y en Siria, los hutíes en Yemen y los palestinos en Cisjordania. Un anillo de fuego iraní en torno a Israel, que presiona también económicamente y sin un pronóstico diplomático que ponga fin a la guerra.
Anoche, ya se llevó a cabo un acto en Tel Aviv por los asesinados, violados o secuestrados de entre los participantes en la fiesta de Nova.
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También hubo un acto en la plaza de los secuestrados, frente al Museo de Tel Aviv en el que sobrevivientes relataron sus espeluznantes testimonios.
El Gobierno planifica para hoy un acto sin público, que incluirá discursos del Primer Ministro Netanyahu y del Presidente Itzjak Herzog y que será transmitido por la televisión, pero de acuerdo a censos de opinión, gran parte de la población se dispone a apagar los televisores y pasar a otros servicios de streaming para ver series.
Habrá un acto emotivo en el Kibutz Beerí y esta tarde a las 19 horas, las familias de los secuestrados, asesinados y soldados caídos en la guerra llevarán a cabo un acto en el Parque Hayarkon, también en Tel Aviv. Originalmente se planificaba para 40.000 asistentes, pero debido a la situación de seguridad, la policía autorizó la presencia de sólo dos mil asistentes. Millones se disponen a presenciarlo por televisión