La nueva ofensiva contra Líbano ha vuelto a despertar un sentimiento nacionalista en Israel y ha hecho subir la popularidad del primer ministro Benjamin Netanyahu, que se había visto bastante deteriorada, ya que Netanyahu ha sido acusado por meses de no concentrarse en recuperar a los rehenes que están en manos de Hamás desde el 7 de octubre.
Duramente criticado por la oposición, Benjamin Netanyahu viajó a Nueva York para disertar este viernes ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, a pesar de multiplicarse los ataques mutuos entre Israel y Hezbolá. Solo que, para un número creciente de sus seguidores, denominados en Israel como “bibistas” por el popular apodo de Netanyahu, Bibi, el primer ministro israelí fue, es y será el único dirigente capaz de conducir a Israel hasta la victoria total.
Ciento un israelíes, por lo menos la mitad de ellos aún con vida permanecen secuestrados y desaparecidos en Gaza desde el 7 de octubre pasado, casi un año ya, pero dos partidos de la extrema derecha mesiánica y racista amenazan con desmantelar la coalición de gobierno, si Bibi accede a una tregua con Hamas, aunque ello implique la liberación de los rehenes.
Influenciados por medios de prensa que no son otra cosa que megáfonos del gobierno, como el Canal 14 de televisión, los bibistas atacan a las familias de los secuestrados y denominan a los manifestantes a favor de su liberación de traidores. Este jueves, en la ciudad de Netanya, cuyos habitantes votan tradicionalmente al partido Likud de Netanyahu, transeúntes arrojaron huevos contra el padre de una de las soldadas secuestradas por Hamas en Gaza que imploraba por su liberación.
Aún en Nueva York, Netanyahu se niega a aceptar un plan de cese de fuego por tres semanas frente a Hezbolá para negociar un acuerdo diplomático y trágicamente, hasta la oposición de izquierda está a favor de la continuación de la ofensiva en Líbano para triturar sobre el poder de fuego de Hezbolá y lograr la tranquilidad en el norte de Israel.