Sería un punto de inflexión para la Unión Europea: la Comisión Europea evalúa devolver a los inmigrantes ilegales a -y sería la primera vez- terceros países. Su presidenta, Ursula von der Leyen, ha escrito a los 27 Estados miembros proponiendo la apertura de “hubs”.
“Debemos reflexionar sobre la idea de desarrollar centros de retorno fuera de la UE”, escribe negro sobre blanco la presidenta de la Comisión Europea. Pone como ejemplo el acuerdo sobre el traslado de inmigrantes entre Italia y Albania para “aprender de esta experiencia”. Hasta ahora, estos proyectos de “hubs” sólo habían sido defendidos por países gobernados por la extrema derecha: Italia y Hungría. Ahora es la propia jefa del Ejecutivo europeo quien los propone oficialmente a los 27 países de la Unión.
“La Comisión presentará una nueva propuesta de ley” con “obligaciones claras de cooperación para las personas expulsadas” y la voluntad de “organizar eficazmente el proceso de retorno”, indicó von der Leyen, respondiendo a la petición de varios Estados miembros de la UE.
“Necesitamos un nuevo marco legislativo para reforzar nuestra capacidad de actuar”, explicó la presidenta de la Comisión en esta carta dirigida a los países del bloque, antes de una cumbre europea el jueves y el viernes en Bruselas, dedicada en parte a la migración.
Se trata claramente de un punto de inflexión para la política migratoria europea: se ha roto un tabú.
Ursula von der Leyen debatirá la cuestión el jueves y el viernes en una reunión del Consejo Europeo dedicada a la migración. Giorgia Meloni ya ha previsto celebrar una reunión al margen de esta cumbre con los países más interesados en su acuerdo con Albania. El martes, la jefa del gobierno italiano se felicitó por el “valiente” acuerdo alcanzado con Albania.
Este cambio de opinión no es ninguna sorpresa. El PPE, el Partido Popular Europeo, la formación política de Ursula von der Leyen, ya apoyaba la idea de los centros de retorno fuera de las fronteras de la UE.
No se trata de una idea nueva: devolver a los inmigrantes a terceros países. El Reino Unido quiso hacerlo con Ruanda, pero el acuerdo nunca llegó a aplicarse. Varios países se mostraron favorables a la idea, entre ellos Francia a través de su nuevo ministro del Interior, el derechista Bruno Retailleau.
Por ello, Italia está poniendo en práctica este proyecto de nudos con Albania: 16 inmigrantes procedentes de Bangladesh y Egipto navegan actualmente hacia las costas albanesas.
Las fronteras se cierran en Europa
Alemania ha reintroducido los controles de entrada en el país, y Polonia quiere suspender parcialmente el derecho de asilo. Y todo ello en un contexto político en el que la extrema derecha se ha impuesto en las últimas elecciones europeas. Los grupos anti inmigración ilegal nunca habían tenido tanta fuerza en el Parlamento Europeo.
Ursula von der Leyen está obligada a trabajar con ellos para aprobar leyes. Ya existe un acuerdo tácito en el Parlamento con el CRE, el grupo de Conservadores y Reformistas dirigido por la nacionalista italiana Giorgia Meloni.
Para François Kalfon, eurodiputado francés del Partido Socialista, se ha roto “claramente un tabú”.
Por ello, Ursula von der Leyen propone en su carta una nueva ley que facilite la expulsión de los inmigrantes ilegales. Pero la adopción de este texto llevará tiempo. Revisar la llamada “Directiva de Retorno” exigirá varias rondas de conversaciones entre la Comisión y los Estados miembros.
Y aunque la izquierda no tenga las llaves del Parlamento Europeo, hará todo lo posible por sabotear el texto.
También hay que recordar que la Unión Europea ya ha endurecido sus normas, no hace tanto: el Pacto de Asilo y Migración adoptado en mayo pasado, que entrará en vigor a mediados de 2026, endurece los controles y establece un mecanismo de solidaridad entre los 27 para los solicitantes de asilo.
Pero ante la actual pujanza de la extrema derecha en Bruselas y en el resto de Europa, la UE adopta un enfoque aún más represivo de la inmigración ilegal.
Y eso a pesar de que las cifras demuestran que las normas actuales funcionan: los cruces ilegales en las fronteras de la UE han caído un 42% desde enero, según la agencia Frontex.