Cuando el pasado 12 de octubre el Gobierno Nacional desplegó la operación Perseo en el corregimiento El Plateado, municipio de Argelia, Cauca, los criminales del frente Carlos Patiño del Estado Mayor Central, disidencia de las Farc, emitieron una serie de órdenes a los habitantes de la zona para afectar el desarrollo de las actividades militares y conducir a la expulsión de los soldados.
Una de esas órdenes llegó a los comerciantes y tenderos del territorio, a quienes los subversivos dieron instrucciones precisas sobre abstenerse de vender cualquier tipo de suministro a los miembros de la Fuerza Pública.
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“De acuerdo a lo que se ha podido establecer, los criminales, al inicio de la operación Perseo, habrían amenazado a los comerciantes de supermercados, tiendas, estaciones de gasolina, ferreterías, farmacias, restaurantes, entre otros, para que no les vendieran nada a los miembros del Ejército y la Policía, desplegados en la zona”, dice un documento de inteligencia militar.
Los disidentes advirtieron a los comerciantes que de no cumplir la orden “serían considerados como enemigos de la organización terrorista y, por ende, podrían ser asesinados o desplazados de manera forzada”, añade el documento.
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El propósito era obstaculizar el acceso de los uniformados a servicios básicos como la alimentación, la salud, el aseo y la movilidad.
Los responsables de emitir estas órdenes serían los cabecillas del frente Carlos Patiño, conocidos con los alias de ‘El Mocho’ y el temido ‘Giovany’.
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“Habrían enviado a sujetos de las disidencias vestidos de civil y en motocicletas para que fueran a cada establecimiento comercial de la zona y, mediante intimidaciones y amenazas, les advirtieran que, de venderles productos a las tropas, sus negocios y sus vidas, incluyendo la de sus familiares, correrían peligro”, añade el documento.