SEMANA: ¿Cómo entender la relación entre género y biodiversidad?María-Noel Vaeza: La crisis climática afecta desproporcionadamente a las mujeres. Eso hace que patrones históricos de discriminación hacia ellas se vean amplificados. Genera inseguridad alimentaria o que las mujeres deban migrar, porque los lugares en los que se asientan sus comunidades ya no son aptos para vivir. Pero son las mujeres las que tienen las soluciones para mitigar los problemas de la Tierra con sus conocimientos ancestrales, son guardianas de la biodiversidad. Creo que esta es la COP de las mujeres, porque es la primera vez que veo a tantas mujeres de tantas organizaciones. Es muy valioso que Colombia tenga a una mujer encargada del Ministerio de Ambiente, pues solo el 16 por ciento de estas carteras están lideradas por ellas. El reto de las mujeres en esta región del mundo es enorme: emitimos solo el 10 por ciento de la contaminación, pero albergamos el 60 por ciento de la biodiversidad del planeta. Necesitamos más recursos, más tecnología, pero también el respeto hacia las defensoras de recursos naturales.SEMANA: En parte, eso es lo que se contempla en el Acuerdo de Escazú.M.V.: Esa es una herramienta maravillosa con la que cuenta América Latina y que Colombia ya ratificó. Habla de la urgencia de integrar y fortalecer la perspectiva de género y proteger a las defensoras.SEMANA: Ustedes presentaron un estudio que muestra la relación entre género y biodiversidad. ¿Cuáles son los principales hallazgos?M.V.: Uno de los escenarios que propusimos es que, si a 2050 la temperatura global alcanza tres grados centígrados más, se espera que 160 millones de mujeres más estén en la pobreza. La pobreza hoy en día está feminizada y nos llevará años sacarlas de la pobreza. Unos 240 millones de mujeres enfrentarán inseguridad alimentaria, y no hay que olvidar que el 40 por ciento de las mujeres hoy en día son jefas de hogares.SEMANA: ¿El calentamiento global está, entonces, empobreciendo a las mujeres?M.V.: Así es, y es muy preocupante, porque encima no es fácil que las mujeres accedan a créditos. Aún las mujeres no son sujetas de crédito basado en la biodiversidad que tienen en su propia pequeña parcela de tierra. Lo grave aquí es que cuanto más pobres son las mujeres, más se disparan factores como el matrimonio infantil, y ese es un tipo de violencia, pues las niñas se ven abocadas a casarse en edades tempranas porque sus familias no pueden mantenerlas. A esto se suma el impacto que en ellas tiene la escasez de recursos como agua y carbón, y eso hace que las mujeres tengan que caminar más lejos para acceder a ellos. Eso también las expone a la violencia.SEMANA: ¿Cómo entra a jugar en esos contextos la llamada economía del cuidado?M.V.: Las mujeres cuidan del planeta y de la gente tres y cuatro veces más que los hombres. Esa economía representa el 22 por ciento del producto interno bruto, mucho más que el petróleo. Entonces, debemos colocar las estrategias de cuidado del planeta y de la gente en el centro de las estrategias de desarrollo sostenible. Pero lo que sucede hoy es que las mujeres no tienen con quién dejar a sus niños, a sus mayores, a sus discapacitados y así poder trabajar para obtener ingresos.SEMANA: ¿Qué se puede hacer frente a esto en espacios como la COP16?M.V.: El llamado es a desarrollar estrategias para generar esa economía del cuidado a través de la creación de empleo de calidad. Recordemos que nuestras sociedades están envejeciendo y cada vez más se requieren cuidadores. En América Latina, solo el 52 por ciento de las mujeres trabajan. Uno de los llamados que hacemos desde espacios como la COP16 es transformar la manera en la que vemos la economía para ingresar la naturaleza y el cuidado, temas fundamentales, como sectores que pueden ser también productivos y herramientas de empoderamiento femenino.