Li Yuan
Llaman “casino” al mercado de valores de China, y sin embargo se apresuran a entrar. Están apostando dinero a que el Gobierno realmente quiere salir finalmente del hoyo que ha cavado. Están especulando, buscando ganancias a corto plazo, con un alto grado de inquietud.
Una avalancha de políticas adoptadas por Beijing en las últimas semanas destinadas a estimular la economía nacional ha estimulado a la clase media china a invertir más en acciones, provocando el mayor repunte del País desde el 2008.
En entrevistas recientes, los inversionistas dijeron que hacer algo, incluso poner sus ahorros en un mercado lleno de riesgos, les da una sensación de control cuando su País parece estar yendo por mal camino. Les preocupa que el Gobierno esté haciendo más para preparar el mercado que para ayudar a la economía, pero por ahora se aferran a un sentimiento familiar de efervescencia en una era de deflación.
“Todos somos ‘cebollines de ajo’ a ser cosechados por nuestro gobernante”, dijo Wang, un residente de Beijing que dijo haber invertido más de 150 mil dólares. Invocó un meme en línea que dice que los chinos son vegetales esperando a ser arrancados del suelo.
“Pero si tomo la iniciativa de participar en el mercado, al menos tengo cierto control sobre mi destino”, afirmó.
Wang fue uno de 10 inversionistas chinos que entrevisté, algunos por video y otros vía correo electrónico y mensajes de texto. Todos son profesionistas o empresarios. Tienen dinero para invertir, pero no son súper ricos. Todos hablaron con la condición de que utilizara sólo sus apellidos por temor a represalias.
China restableció el comercio de acciones a principios de la década de 1990 —parte del experimento de reforma económica del País. Los inversionistas en potencia hicieron fila durante horas y a veces días para entrar al juego. Hoy hay más de 200 millones de cuentas de operación en el mercado de valores de China y prácticamente todas son para inversionistas individuales. Pero menos de una cuarta parte de esas cuentas operan activamente. Las bolsas de valores de China no han resultado ser sitios generadores de riqueza para el público chino, que en gran medida ha evitado el mercado porque era muy volátil.
Debido a que el mercado de valores estaba fuertemente controlado, la mayoría de las empresas más competitivas de China no podían o no querían cotizar en bolsa en su país de origen. Había poca correlación entre el desempeño del mercado y la economía de China. El índice compuesto SSE de empresas que operan en Shanghai alcanzó su máximo en el 2007, mucho antes de que la expansión económica de China alcanzara su cumbre. Y carecía de las startups chinas de gran éxito como Alibaba, que salió a bolsa en Nueva York en el 2014, y Tencent, que cotizó su oferta pública inicial en Hong Kong en el 2004. En su lugar, la gente invirtió en bienes raíces, que representa alrededor del 70 por ciento de los activos de los hogares chinos.
Los inversionistas que entrevisté me dijeron conocer los riesgos que corren en el mercado, pero sienten no tener otra opción en un País donde el Gobierno controla la tierra, los bancos y qué empresas pueden cotizar en las bolsas de valores.
“Es incluso peor que un casino porque un casino tiene reglas, mientras que nuestro ‘casino’ no tiene ninguna”, dijo Wang. “Además, el ‘propietario’ de este casino puede intervenir y jugar, y pueden ver nuestras cartas”.
An, un ingeniero de software en Shanghai, dijo que perdió su trabajo y sus opciones de acciones en una startup de educación en línea después de que el gobierno tomó medidas enérgicas contra la industria en el 2021. Luego, un departamento que compró no se estaba construyendo. Cuando él y otros protestaron, la policía lo detuvo.
Cuando comenzó el repunte de las acciones en septiembre, dijo An, su esposa le dijo, “Apostemos”. Reservaron algo de efectivo para deudas de tarjetas de crédito y un fondo de emergencia, e invirtieron el resto de su dinero, casi el 90 por ciento de su efectivo, en el mercado. Eso fue más de 300 mil dólares.
Razonaron que podrían perder dinero en el mercado de valores o sin hacer nada si la inflación erosionaba el valor de sus ahorros. Pero, ¿y si tienen suerte?.
“Estoy abordando esto con la mentalidad de un espectador. Ya pagué el boleto. No me queda más que ver esta trágica película hasta el fin”, dijo Cheng, propietario de una consultoría corporativa.