La situación de la economía, el hambre, la calidad de la educación y la atención en salud son los temas que más están preocupando a los habitantes de Medellín.
Así quedó retratado en la más reciente encuesta de percepción ciudadana publicada por el programa Medellín Cómo Vamos, que si bien mostró que el optimismo, el orgullo por la ciudad y la confianza en las instituciones empezaron a mostrar una mejoría en sus cifras, también destapó una marcada incertidumbre en varios frentes.
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Una de las problemáticas más importantes continúa siendo el hambre, que desde la pandemia se disparó en la ciudad y se niega a ceder terreno.
En esa materia, una de las preguntas centrales de la encuesta consistió en consultarle a la ciudadanía si alguien dentro de su grupo familiar había consumido menos de las tres comidas diarias en la última semana por no tener suficientes víveres.
En los resultados de este año, el número de personas que señalaron estar en esa situación fue del 28%, el valor más alto desde que se hace la encuesta en 2006 y el mismo registrado el año pasado.
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A ese ya alto promedio, que equivale a 3 de cada 10 ciudadanos, se suma que en varias zonas de la ciudad el porcentaje fue más alto, como por ejemplo en las zonas centrooriental y nororiental, en donde el 35% y el 34% de los encuestados señaló estar atravesando por esa situación.
En contraste en la zona suroriental de Medellín, conformada principalmente por la comuna de El Poblado, los ciudadanos que dijeron no tener tres comidas garantizadas fue del 13%.
Esta cifra, no obstante, contrasta con un ligero repunte en los ciudadanos que son más optimistas con su situación económica.
Ante la pregunta sobre si en sus hogares la situación económica había mejorado mucho o en algo el 35% de los encuestados coincidieron con esa percepción, 6 puntos más que el año pasado, cuando el 29% respondió de esa manera. Un 37% señaló que la situación económica de su hogar seguía igual y un 28% consideró que había empeorado mucho o algo.
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El segundo campo que arrojó alertas fue la salud, en el que el número de encuestados que se declaró insatisfecho con la atención recibida en el último año fue de 27%, 6 puntos por encima del valor de 2023 y el porcentaje más alto desde que se hace la medición en 2009.
En salud mental la percepción también se deterioró. Al ser interrogados sobre si su salud mental era buena el 70% lo consideró de esa manera, 3 puntos menos que en 2023 y 10 puntos menos que en 2021, cuando el 80% coincidía con ese percepción.
Quienes señalaron que su salud mental era regular fue el 26% de los encuestados, 3 puntos más que en 2023 y 9 puntos más que en 2021.
Las zonas de la ciudad con mayor número de encuestados que sentían que su salud mental era regular fueron la centrooriental (31%), la noroccidental (29%) y los corregimientos de San Cristóbal y San Sebastián de Palmitas (28%).
En materia de educación, la encuesta también arrojó una percepción deteriorada por parte de los ciudadanos frente a la formación impartida tanto en primaria como en bachillerato.
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Al ser consultados sobre si estaban satisfechos por la calidad de la educación en esos dos últimos niveles, el 64% de los encuestados así se sintió, lo que equivale al dato más bajo desde que se mide ese indicador en 2008 (el dato más bajo había sido 68% en 2018).
En educación superior también los indicadores fueron bajos. Por ejemplo, al ser consultados sobre si consideraban que en la ciudad había suficientes cupos para estudiar una carrera universitaria, técnica o tecnológica, solo el 39% de los encuestados así lo consideró.
De igual forma, solo el 35% de los encuestados consideró que la educación superior servía para conseguir trabajo y solo el 29% consideró que era fácil permanecer en un programa de este tipo y graduarse.