El uso de aire acondicionado es fundamental para mantener el confort en muchas regiones, especialmente durante los meses cálidos. Sin embargo, su funcionamiento constante puede elevar notablemente el consumo energético y, en consecuencia, incrementar las facturas de electricidad.Para ello, es importante prestar atención a una función en particular que, aunque pueda resultar útil en ciertos momentos, puede causar un impacto considerable en la eficiencia energética del equipo. Se trata del “modo automático”, ubicado en el aire acondicionado, especialmente cuando no es utilizada de forma adecuada, tiende a generar un consumo de energía mayor que puede ser fácilmente evitable.El “modo automático” en estos electrodomésticos permite al aparato ajustar automáticamente la temperatura y la velocidad del ventilador según las necesidades de la estancia. Esta función parece ideal para un enfriamiento eficiente, ya que ayuda a alcanzar rápidamente la temperatura establecida y luego la mantiene sin necesidad de ajustes constantes por parte del usuario. Sin embargo, en muchos casos, esta opción no resulta ser la más eficiente en términos de consumo energético. Cuando el aire acondicionado se encuentra con esta opción activada, tiende a cambiar constantemente entre ciclos de encendido y apagado o entre diferentes velocidades del ventilador. Este proceso continuo de ajuste requiere un esfuerzo adicional del compresor, que es la parte que más energía consume del sistema.Además, la función automática puede activar el ventilador a una velocidad más alta de la necesaria para enfriar o calentar el ambiente, provocando así un gasto de energía elevado que podría evitarse utilizando otras configuraciones de uso.¿Cómo utilizar el aire acondicionado sin activar el modo automático?Para aquellos que buscan reducir el consumo de energía, expertos recomiendan optar por configuraciones de temperatura manuales y, en lugar del modo automático, seleccionar modos específicos como “modo eco” o “modo de ahorro de energía”. Estos ajustes permiten que el sistema funcione a una capacidad constante y más baja, evitando los picos de energía que genera el modo automático.Al no tener que cambiar continuamente la velocidad del ventilador o la temperatura, el compresor también funciona de forma más estable, lo que ayuda a optimizar el consumo energético del aparato.Adicionalmente, fijar una temperatura específica y mantenerla sin constantes cambios en el sistema evita que el compresor se encienda y apague repetidamente, reduciendo el desgaste del equipo y prolongando su vida útil. Aunque puede tardar un poco más en alcanzar la temperatura deseada en comparación con el modo automático, este tipo de ajuste mantiene el ambiente confortable y, al mismo tiempo, reduce la factura de electricidad.Otro consejo para un uso eficiente del aire acondicionado es mantener la temperatura en un nivel estable. Los expertos sugieren que en verano se ajuste a unos 24°C, mientras que en invierno podría configurarse alrededor de 20°C. Estas temperaturas son suficientes para mantener una sensación de frescura o calidez sin obligar al sistema a operar en su máxima potencia, lo cual reduciría el consumo.