La exploración del espacio ha capturado la imaginación de la humanidad desde tiempos inmemoriales, y las misiones tripuladas a planetas como Marte y Venus parecen estar cada vez más cerca de convertirse en realidad. Sin embargo, los viajes interplanetarios presentan numerosos desafíos, siendo uno de los tantos preocupantes la radiación cósmica. Esta radiación, proveniente de fuentes fuera del sistema solar, puede dañar el ADN humano y afectar gravemente la salud de los astronautas, provocando problemas cognitivos y físicos. Por lo tanto, la búsqueda de soluciones efectivas para proteger a los astronautas durante sus largas travesías es crucial para el éxito y la seguridad de futuras misiones espaciales.Un nuevo enfoque para la exploración interplanetariaArsenii Kasianchuk y Volodymyr Reshetnyk, dos científicos de la Universidad Nacional Taras Shevchenko de Kiev, han presentado un estudio que propone el uso de Objetos Cercanos a la Tierra (NEOs) como medio de transporte en misiones espaciales hacia Marte y Venus. Publicado en el repositorio ArXiv, este estudio destaca el potencial de estos asteroides que sirven no solo como estaciones de paso, sino también como escudos de protección contra la radiación cósmica que amenaza la salud de los astronautas durante el viaje.La investigación menciona que “el uso de NEOs como protección durante los vuelos espaciales es prometedor y puede considerarse a la hora de planificar el envío de los primeros astronautas a Marte”. Los científicos señalan que, dada la complejidad de una misión humana a Marte (un desafío que se extiende también a Venus), es crucial seleccionar inicialmente un NEO adecuado para misiones rápidas que permitan la exploración efectiva de estos planetas.La radiación cósmica y sus riesgosUno de los principales obstáculos en las misiones interplanetarias es la exposición a la radiación cósmica, que puede tener efectos devastadores sobre el sistema nervioso central de los astronautas. Según Francis Cucinotta, profesor de Física de la Salud y Ciencias Diagnósticas, Universidad de Nevada, Las Vegas y su equipo advirtieron que “los posibles riesgos para el sistema nervioso durante una misión son la alteración de la función cognitiva, incluidos perjuicios en la memoria a corto plazo y cambios de comportamiento, que pueden afectar al rendimiento y la salud humana”.El estudio enfatiza que el blindaje pasivo es una solución prometedora para mitigar estos riesgos, pero también reconoce que incorporar materiales como aluminio en la estructura de la nave puede aumentar considerablemente el costo de la misión. Por lo tanto, utilizar NEOs como escudos de radiación puede ser un enfoque más viable y menos costoso, permitiendo a los científicos explorar alternativas para mejorar la seguridad de los astronautas en el espacio.“Dado que el presupuesto de la misión aumentará considerablemente si se incluye en la estructura de la nave un blindaje pasivo de aluminio u otro material (cuyas características de peso son limitadas), vale la pena considerar seriamente un enfoque alternativo: los objetos cercanos a la Tierra (NEO)” Resalta el documento.Misión NEO Surveyor y futuros objetivosCon una lista cada vez mayor de NEOs potencialmente útiles para las transferencias interplanetarias, el estudio señala la importancia de la misión NEO Surveyor de la NASA. Esta misión tiene como objetivo “identificar más del 90 por ciento de todos los NEOs mayores de 140 metros de diámetro”, lo que facilitaría la elección de asteroides que puedan actuar como puntos de paso seguros en los viajes a Marte y Venus.Asteroides como 2014 QX432, 2009 WY7 y 2019 YU3 se mencionan como ejemplos de cuerpos celestes que, debido a su tamaño y características orbitales, podrían ser candidatos ideales para esta estrategia. Sin embargo, el estudio advierte que, al elegir un NEO como escudo de radiación, no solo es fundamental considerar su tamaño, sino también la distancia mínima de su aproximación a los planetas objetivo.A medida que los científicos continúan explorando estos cuerpos celestes, la reducción de la incertidumbre en las órbitas de los NEOs conocidos permitirá una mejor planificación de las transferencias interplanetarias. Este enfoque podría revolucionar la forma en que los humanos abordan la exploración del espacio, haciendo que las misiones a Marte y Venus sean más seguras y efectivas.