La clínica, por su parte, a juzgar por los hechos, no parece haber respondido de la manera adecuada para darles a las víctimas suficientes garantías de no repetición.
Esta historia se remonta a mediados de agosto de este año, cuando Laura* y Tatiana* decidieron poner en conocimiento de la Clínica de Fracturas de Medellín sendas quejas por acoso contra el médico ortopedista Carlos Mauricio Bahamón Pérez. Sin embargo, una primera respuesta que recibieron de una persona de Gestión Humana, en una conversación informal, las puso ante el primero de varios hechos infortunados.
El perfil del médico Carlos Mauricio Bahamón Pérez estaba en la página de la Clínica de Fracturas de Medellín, pero fue retirado.Cuentan las jóvenes que cuando informaron verbalmente la situación, esa persona les dijo que redactaran la queja por escrito y agregó que no era la primera vez que conocían de algo así en esa institución prestadora de servicios de salud (IPS). “Nos dijo: ‘Él es así, le gusta invadir el espacio personal’”, contaron las dos.
Entre tanto, Bahamón señala que se trata de “una percepción errada” y que no hubo una situación de superioridad jerárquica entre él y las jóvenes.
Laura relata que, a mediados de agosto, el ortopedista la llamó en horario laboral a su oficina. Allí, le preguntó sobre cosas del trabajo, pero luego le preguntó si era casada o soltera y después, le pidió un beso. Ella entró en pánico y su reacción fue intentar huir de ese lugar para ponerse a salvo. Pero el médico, que tenía un alto cargo en la clínica, se le atravesó para impedírselo, la cogió con fuerza del brazo y la coaccionó para que accediera a su acto abusivo. “Estaba parado al lado de la puerta y agarrándome me dijo ‘yo no la estoy obligando a nada, aquí no va a pasar nada que los dos no queramos’, así que le di un pico así como de lado y a la carrera. Me soltó y salí casi corriendo”, recuerda.
Una vez salió, llegó a su puesto consternada, con lágrimas y temblando. Una compañera le preguntó si había pasado algo con el doctor. Laura ni siquiera pudo hablar y, de la impresión que le causó el suceso, lo único que pudo hacer su compañera fue ayudarla a ir al baño. A los días siguientes, dice, no pudo trabajar bien por pensar que tendría que verlo de nuevo. Aun así, fue con Tatiana a poner la queja, pero “la señora me dijo que no era la primera vez que eso pasaba, pero que ‘el doctor es así’ y me quedé aterrada con eso. Como nada pasó, renuncié”.
Tatiana, entre tanto, decidió apoyar a Laura no solo por solidaridad, sino porque le constaba que era cierto. Según narra, Bahamón estuvo ejerciendo violencia contra ella desde finales de 2022. Sufrió esa situación en silencio porque “quien estaba abusando de mí es un doctor importante en la clínica y pensé que no me iban a creer”.
EL COLOMBIANO tiene en su poder una conversación por WhatsApp, del 19 de julio de 2024, en la que el hombre le escribió a ella para hacerle una petición de tipo sexual con dos emojis sugestivos, a lo que ella se negó. También tiene una fotografía en la que se le ve una lesión en el antebrazo a Tatiana, la cual envió a una amiga con el mensaje “me mordió”, en referencia al ortopedista.
Mensajes que Mauricio Bahamón le envió a Tatiana vía WhatsApp.Después de acompañar a Laura a Gestión Humana, decidió enviarles una carta anónima contándoles su caso. Pero señala que se sintió “acorralada por la clínica”, pues en un comité de convivencia “el gerente (de la clínica) leyó la carta y por descarte supieron que era yo”. Ante esto, se reunieron el gerente, Elkin Garcés, la persona a quien le pusieron la queja, su jefe inmediato y otra compañera, quien renunció en apoyo a Laura. Después de eso, detalló que “toda la parte administrativa sabía, ya no era anónimo y se me despertó la ansiedad”.
Las jóvenes no han estado solas. La abogada Yamile Roncancio, socia de MMD Abogadas Asociadas y experta en violencias contra mujeres y niñas, asumió este caso para buscar reparación. En diálogo con este diario, manifestó que entre lo que considera que hizo mal la empresa fue haber roto “el derecho a la intimidad y a la confidencialidad”, que “genera inseguridad para ella porque una vez descubierta y señalada, podría volverse objeto de persecución para el agresor e incluso podría poner en riesgo su integridad física”.
Este diario tuvo acceso a un audio que registró toda la reunión que refiere Tatiana. Allí, Elkin Garcés les ofreció apoyo para “arreglar esto”, expresó su preocupación por el daño reputacional que pueda tener el tema para la clínica y habló de “haber oído otras cosas, que no puedo decir todavía”.
—¿Entendieron mi posición? —preguntó Garcés—.
—Estar presente —responde una de ellas—.
—“Ay, sí… te violaron”, por decirte a vos —expresó Garcés—. Muchachas, esto es un tema delicado, aquí hay más cosas que han pasado, ustedes las saben y si no me cuentan, no tengo herramientas para poder arreglar esto.
También expuso: “Que la clínica quede involucrada en un tema de estos y terminamos todos como que ‘allá se supo y no se hace nada’. Perdemos contratos, clientes e imagen. Él puede terminar sin esposa y suspendido para ejercer la medicina”.
Mauricio Bahamón insiste en que la versión de las mujeres “carece de contexto” y que “nunca tuve una posición de poder ante ellas, no tengo ninguna injerencia en sus contrataciones o vinculaciones y lo de ser accionista solo me da derecho a hacer parte de una asamblea de socios y de una administración”. Además, mencionó que está a la espera de que el proceso disciplinario termine.
Actualmente, Laura está desempleada y yendo a terapia psicológica por estos hechos; por su parte, Tatiana sigue laborando en la IPS (en teletrabajo, pues la clínica aceptó esa petición de la abogada Roncancio) mientras espera iniciar un proceso psiquiátrico luego de un diagnóstico que señaló “ideación suicida sin intento” y de un cuadro de trastorno de estrés postraumático. Estas atenciones de Tatiana las ha pagado MMD Abogadas Asociadas y las de Laura, de su bolsillo.
Tras contactar al gerente y representante legal, Elkin Garcés respondió que el ortopedista “no es empleado” de la clínica; negó que hayan tenido conocimiento de más quejas por acoso sexual o violencia de género; dijo que el hombre respondió en el proceso disciplinario que se le abrió, y no contestó si el médico es socio de la institución, justificado en la reserva legal. (Ver respuesta completa del gerente de la Clínica de Fracturas).
Así sale el enlace de la página de la Clínica de Fracturas de Medellín en donde estaba el perfil de Mauricio Bahamón.Queda más por contar de estos hechos, que involucran contradicciones y posiciones “bastante escuetas” de la institución, así como la duda de si los casos de Laura y Tatiana fueron casos aislados o aún hay relatos que están esperando ser escuchados.
*Nombres cambiados por petición de la fuente.