Por pocos milímetros una bala pudo asesinar al candidato republicano. Faltando 106 días para la elección, el candidato y presidente demócrata, renunció. La vicepresidenta, de origen hindú, se convirtió en candidata y logró recortar el margen contra su oponente, quien dijo que los indocumentados comían mascotas. El candidato que se retiró dijo que los votantes de su competidor eran basura.
No, no es el argumento de una serie de televisión o película. Son algunos de los hechos recientes que han marcado las elecciones presidenciales de Estados Unidos, uno de los países más poderosos del mundo.
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El magnate republicano, Donald Trump, compite contra la vicepresidenta demócrata Kamala Harris y el final de esta campaña, ahí sí, es de película.
La mayoría de las encuestas indican un margen de diferencia muy estrecho entre ambos aunque Trump va a la delantera (ver infografía).
Este martes 5 de noviembre se conocerán los resultados de una elección, como todas, única, que revela dos formas opuestas de ver el mundo y que afecta para bien o para mal lo que suceda en otros países, incluyendo Colombia, que es un aliado tradicional de los “gringos”.
La elección cobra mayor expectativa porque en Estados Unidos, aunque suene confuso, no gana quien más votos totales obtenga. Su sistema de elección indirecta, que suele ser criticado, se rige bajo el Colegio Electoral donde cada estado tiene un número de delegados que son quienes terminan votando y definiendo la inclinación de ese lugar. Hay estados históricamente republicanos como Texas (que “pone” 40 votos) y otros tradicionalmente demócratas como California (que aporta 54 votos).
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Este sistema fue pensado para “proteger” los derechos electorales de estados pequeños y el federalismo que domina a la democracia más longeva del mundo. Sin embargo, en cada elección hay estados pendulares o “swing” states, los cuales terminan definiendo quién se convierte en presidente. La cifra mágica es 270. Cualquiera de los dos candidatos que saque mínimo ese número de votos, sumando todos los estados a su favor, es quien gana.
“Votar en un estado (o distrito, como es el caso de Washington, D.C.) que no está en juego por no ser competitivo en estas elecciones se siente muy distinto a votar en un estado que sí lo es. Crecí en Iowa, que para las elecciones de 2008 y 2012 fue clave, lo que denominamos un ‘swing state’. Nos bombardearon con propaganda electoral. A mi casa, a pesar de estar en una comunidad agrícola en el campo, llegaban jóvenes voluntarios de las campañas a hablar con mis padres sobre la visión de su candidato. Hubo una movilización tremenda, y eso precisamente es lo que está pasando en estados como Pensilvania en este momento”, le dice a este diario el internacionalista de la Universidad de Iowa, Alex Bare.
Latinos, ¿decisivos?
Pero, ¿qué peso tiene el voto latino en los estados clave? EL COLOMBIANO habló con varios latinos en Carolina del Norte (16 votos) y Pensilvania (19 votos) que ya votaron desde el pasado 26 de octubre o que votarán hasta el 5 de noviembre. El común denominador, independiente de la inclinación política, es que los ataques de ambas campañas han ratificado su voto.
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“Creo que equivocadamente se habla que la economía de USA está bien, lo que pasa es que puede ser cierto a nivel macro pero el sentimiento de la gente es que la plata no alcanza, incluso para nosotros apenas llegamos a final de mes y considero que mi salario no es malo”, dice Oscar Acevedo, un ingeniero colombiano radicado que vive en el condado Mecklenburg en Carolina del Norte.
“Así que aunque hay trabajo y la tasa de desempleo es baja no se progresa, el dinero no alcanza para los de a pie. Posiblemente no sea culpa de los demócratas porque creo que viene como consecuencia de la pandemia y es algo global pero ellos están en el poder y la gente siente que son culpables”, agrega Óscar mientras pasa por el puesto de votación cerca a su casa.
En Pensilvania, donde se está librando una batalla voto a voto, Andrea Carvajal explica que en su trabajo compuesto mayoritariamente por mujeres, ya votaron y dicen que por Harris.
“Acá en Harrisburg, con mis amigas latinas, salimos del trabajo y vamos puerta a puerta con los equipos de campaña de los candidatos al Congreso. No hemos parado en semanas porque sabemos que es un estado importante”, asegura.
En estados que no son pendulares, como California, el ambiente es muy distinto. ”Ahora noto un ambiente un poco más relajado. En las elecciones pasadas se podía ver a las personas con sus letreros y banderas en las esquinas. Este año no lo he visto a ese nivel. En condado de Orange, por ejemplo, han tendido a apoyar a Trump pues tienen más dinero. lo curioso es que en otros lugares con población más diversa se ve ligeramente más apoyo a Trump”, dice a este diario Natalia Rodríguez, una colombiana casada con un mexicano.
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Según algunos analistas norteamericanos, el republicano podría llegar a tener más votos totales que Harris, pero los colegios electorales es lo que tiene en vilo a la población por la incertidumbre.
Los titulares en los últimos días retratan el bajo nivel del debate. El presidente Biden, no sé sabe si por descuido, atacó a Trump diciéndole que “La única basura que veo flotando por ahí es la de los partidarios de Trump)... su satanización de los latinos es inconcebible y es antiestadounidense”. Esta declaración fue capitalizada por Trump.
El republicano, en el mismo discurso, dijo una frase polémica (aunque de menor calibre a lo que acostumbra): “voy a hacerlo, les guste o no a las mujeres. Voy a protegerlas. Voy a protegerlas de los migrantes que llegan”.
Y Harris capitalizó esas declaraciones, intentando conquistar a las mujeres indecisas que es su objetivo en los estados pendulares.
Pero, ¿qué define a los latinos? ¿Esa palabra engloba a toda esa población? El profesor de relaciones internacionales de la Universidad Javeriana, Manuel Camilo González, explica que “el voto latino no es el voto latino. El voto latino son muchas comunidades hispanas. Tienen muchas necesidades distintas entre sí. Hay comunidades, por ejemplo, la cubana, (la tercera más grande en Estados Unidos) tiene una adherencia histórica a las políticas republicanas. Lo que es mexicanos, puertorriqueños, que son el primer y el segundo grupo poblacional migratorio más importante en términos hispanos en Estados Unidos, están pensando un poco más en otro tipo de políticas que son más demócratas, por ejemplo, vivienda y salud”.
Es tanto el impacto de la comunidad hispana, que hace pocos días se viralizó un raking hecho por Latino GDP Report titulado “si los hispanos fueran un país independiente”.
Arroja que el poder económico de los hispanos en EE.UU. es tan grande que, si fueran su propio país, el PIB sería el quinto más grande del mundo, ocupando el quinto puesto con 3.7 billones de dólares por debajo de Estados Unidos, China, Japón y Alemania. “El voto latino no es monolítico, es un voto muy segmentado y que obviamente si uno lo coloca en términos mucho más agregados históricamente, pues los latinos suelen votar mucho más a los demócratas.
Ahora bien, hay elecciones como por ejemplo año 80, año 2000 incluso, en las cuales los latinos, el 40% de los latinos, en las que estuvo a favor de los republicanos”, agrega el profesor González.
Es importante recordar que no toda la comunidad hispana vota porque no tiene ciudadanía estadounidense, pero sí se ven afectados o beneficiados de lo que suceda en la política electoral.
¿Y el Congreso?
Al mismo tiempo que se elige presidente, Estados Unidos elegirá a un tercio del Senado, que son distintas a las de “midterm elections”, las más recientes de noviembre de 2022. En este caso, las encuestas indican que los republicanos tienen ventaja.
El desgaste los demócratas es notable. Expertos explican que los votantes asocian a Harris a la gestión y visión de país de Biden, para bien o para mal. Más para mal, como alcanzó a sugerir la congresista Nancy Pelosi, una de las artífices de la renuncia de Biden a su candidatura.
EL COLOMBIANO habló con el profesor Vladimir Rouvinski, experto en política internacional, que explica “cualquier diferencia pequeña puede ser decisiva (...) siempre hay sorpresas y es muy parejo ahora mismo. Aparentemente hay un favorecimiento a Trump y el rol del Congreso va a ser fundamental gane él o Harris”.
“La elección de 2016 recordó a todo el país que nuestro sistema permite a un candidato que no haya ganado el voto popular a ganar las elecciones por el colegio electoral. Revivió el debate sobre si esa práctica es un anacronismo. Todos aprendemos en la escuela que en un momento, el colegio electoral sirvió para la cohesión nacional, dándole una razón a estados pequeños a unirse a la unión y sentirse representado. El problema ahora es que en elecciones tan reñidas, la elección nacional se decide en unos pocos estados”, explica el internacionalista Alex Bare.
¿Qué sigue?
Estos últimos días de acá al 5 de noviembre serán de foto finish en los estados pendulares. Los expertos consultados y los latinos que viven en esos lugares coinciden en que el voto vergonzante sobre Trump ha disminuido comparado con 2016 cuando disputó la presidencia contra Hillary Clinton. En esa época Trump era incertidumbre. Ahora quizás también lo sea.
Pero muchos votantes, entre ellos de la comunidad hispana, siguen viéndolo como un outsider. Aquella recordada sigla MAGA (Make America Great Again) se ha reeditado al 2024, pero sigue movilizando los valores y pulsiones más profundas: miedo, incertidumbre, esperanza. Kamala, mientras tanto, se resiste a esa idea de grandeza y ya no solo quiere ganarle a Trump sino hacer historia siendo la primera presidente mujer de Estados Unidos. ¿Le alcanzará?