En Colombia apenas dos de cada cinco personas –un tímido 20 %– confían en el Congreso de la República.
Ese indicador ratifica que el Parlamento, donde se hacen las leyes y se ejerce el control político, sigue siendo la institución más desprestigiada del país, según reveló el “Panel de Opinión”, de la firma encuestadora Cifras y Conceptos.
Ese sondeo –que consultó a más de 1.400 políticos, periodistas, académicos, empresarios, líderes sociales e influenciadores que mueven la opinión–, reveló también que en el Capitolio, aun con su impopularidad a cuestas, hay congresistas que están haciendo la tarea y se destacan.
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Si bien la encuesta destaca el trabajo de congresistas como Iván Cepeda (Pacto Histórico), Humberto de la Calle (Verde Oxígeno) o Jennifer Pedraza (Dignidad), hay dos que sobresalen por encima de los demás y que han venido ejerciendo un rol de independencia y oposición al Gobierno de Gustavo Petro.
Se trata de David Luna, elegido como mejor senador en la última legislatura, así como la representante Catherine Juvinao, quien obtuvo la misma distinción en la Cámara.
EL COLOMBIANO habló con ambos en búsqueda de desentrañar las claves que los tienen como los parlamentarios mejor evaluados de Colombia, conocer de cerca su trabajo legislativo y, particularmente, pormenorizar sus roles de independencia, crítica y vigilancia al Ejecutivo.
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“No cambio de posición por likes”: David Luna
“Agradezco mucho esta distinción y me siento muy honrado. Se lo atribuyo a tres cosas. La primera es que desde el día uno yo dije que haría oposición no daño. Eso se ve reflejado en que tengo la capacidad de acompañar lo que es prudente y correcto para el país y de oponerme con firmeza a lo que creo es dañino.
Lo segundo tiene que ver con el tono y con la forma. A mí me dicen que soy acartonado, pero evidentemente prefiero ese calificativo a tener que gritar o insultar para poder expresar mis ideas y opiniones. El tercer factor es la consistencia. No cambiar de posición por un plato de lentejas o por unos likes, sino mantener la posición que desde siempre he defendido. Esa es mi opinión”.
“El país está en su máximo nivel de polarización y evidentemente ser oposición no es fácil. Hay muchas personas que sienten o que creen que el Congreso es empleado del presidente.
El presidente tiene mucho poder, este y cualquiera, y oponérsele no es fácil básicamente por los insultos, por las amenazas y por la poca tolerancia. Pese a que yo lo hago con mucho respeto, se evidencia siempre una respuesta a posiciones y críticas muy duras y difíciles”.
“El primero es mi insistencia en sancionar al delincuente reincidente. En Colombia la gente está muy asustada por los grupos al margen de la ley y las bandas, pero sobre todo está indignada porque un delincuente roba un celular, lo capturan y a los ocho días está robando libre.
En efecto, esta es una apuesta que ha generado importancia. La segunda es hablar de un tema que para dar todos no es fácil de entender, pero que están viendo cada vez más cercano y es la tecnología, la inteligencia artificial, los datos y la ciberseguridad. Trato de hablar de esos temas de la manera más sencilla para que la gente los pueda comprender y por lo menos en las redes sociales siento que la gente los agradece.
El último es el de defender la economía familiar y hablar de crisis del decrecimiento, porque no explotar minerales para consumo familiar golpea las tarifas del recibo del gas o la luz. Soy un defensor de la economía familiar, que está atravesando por un momento muy crítico”.
“Yo me he preparado durante muchos años y, en efecto, me gustaría ser presidente. Me gustaría hacer una candidatura presidencial. Pero eso va a depender también un poco de si soy viable. Para ser viable hay que participar. Quiero participar, pero todavía falta”.
“He tenido que asumir posiciones muy impopulares”: Juvinao
“Tengo una filosofía de transparencia, rendición de cuentas y participación ciudadana. Mi agenda es pública. Lo segundo es trabajar con independencia y rigor técnico. He tenido que estar dispuesta a asumir posiciones muy impopulares. El ejemplo perfecto fue la reforma a la salud.
Los líderes de opinión nos han reconocido ese coraje de desmarcarnos de Petro si debemos hacerlo o de ser autocríticos con nuestro propio proyecto político. Una última cosa es que trato de estar muy presente en eventos por fuera del Congreso. No soy una congresista que se queda acá metida en la plenaria echando discursos”.
“Ha sido durísimo, porque el presidente tiene unas bases electorales y ciudadanas que están bastante radicalizadas y con quienes se ha vuelto muy difícil el diálogo. Cualquier persona que se atreve a interpelar al presidente es inmediatamente, sin ningún principio de razonabilidad, catalogado como fascista y de ultraderecha.
Es una precarización del debate muy lamentable que proviene del mismo discurso presidencial. El país valora mucho que quienes están mandando la parada en el Capitilio y alzándole la voz al presidente, somos las mujeres”.
“El de reducción de salarios, que es el más difícil de todos. La idea es modificar los gastos de representación. También promuevo la reforma antiausentismo, para endurecer las causales de pérdida investidura por ausentismo”.
“A veces los políticos se distraen por estar pensando todo el tiempo en campaña. Para la muestra el presidente de la República. Todavía falta un añito para entrar a campaña. No me quiero poner a pensar en eso ahorita”.