Ni siquiera el escándalo de infidelidad en el que se vio involucrado su marido con Stephanie Clifford, la actriz de cine porno conocida como Stormy Daniels, consiguió sacar a Melania Trump, hoy de 53 años, de su carácter reservado y hermético.Para entonces, la bella exmodelo de origen esloveno se recuperaba del parto de su único hijo, Barron, el menor del clan Trump. Una década más tarde, la pareja llegaría a la Casa Blanca por primera vez, un triunfo en el que no pasó inadvertido el desliz entre Trump y Daniels y del que se derivó no solo la primera imputación a un expresidente de Estados Unidos, sino una frase de antología por parte de la actriz de cine para adultos: “fueron los peores dos minutos de mi vida”, haciendo alusión a su fugaz encuentro con el magnate.El nuevo presidente de Estados Unidos, con dos divorcios a cuestas, excéntrico, mujeriego y seductor, había coincidido con Melania, en 1998, en la Semana de la Moda de Nueva York, por los tiempos en los que la eslovena era una despampanante modelo. Trump tenía 52 años y ella solo 28.Melania confesaría luego que, aunque en su caso no se trató de un amor a primera vista, algo le llamó la atención del corpulento millonario que sorprendía cada noche a los estadounidenses a través del inusual reality The Apprentice (El aprendiz), con el que buscaba al socio de sus negocios. También se destacaba como empresario de la belleza, como cabeza de Miss Universo, Miss USA y Miss Teen USA.El mediático noviazgo terminó en matrimonio en 2005 y la pareja celebró por todo lo alto, con una espectacular ceremonia en Palm Beach, Florida.Trump, fiel a su estilo excéntrico, no escatimó en gastos, pese a que su situación financiera hacía agua como empresario inmobiliario. La novia, documentó la prensa en esa época, caminó hacia el altar con un traje de Christian Dior valorado en 150.000 dólares.Para Trump era ya su tercer matrimonio, después de una primera relación con Ivana Marie Trump, ya fallecida, una modelo, diseñadora y empresaria checa-estadounidense, con quien el expresidente viviría su ascenso como millonario del negocio inmobiliaria, pero de quien se separaría de forma dramática, en 1992, después de quince años juntos y tres hijos: Donald Jr., Ivanka y Eric.En su momento, cuando ya era casi un hecho el divorcio, Trump le confesaría a una periodista de The New York Times: “No puedo estar con una mujer que ya haya tenido hijos”, tal como lo reveló el polémico documental Trump An American Dream, de Netflix.Ya para ese momento el país sabía que el corazón de Trump le pertenecía a la sensual actriz Marla Maples. Y poco después, con Trump ya divorciado y Marla en embarazo, su padre no vio con buenos ojos que Donald viviera en unión libre. Pero, la nueva unión duraría solo tres años. De la misma, quedaría Tiffany Trump, a quien la prensa estadounidense ha bautizado como la hija más distante del multimillonario.Nada de eso importó para que Melania se enamorara del empresario, 24 años mayor que ella, con quien tiene un hijo, Barron. Y por el que varias veces se ha visto envuelta en el centro de la polémica. Como en la campaña presidencial de 2016, cuando criticaron su pasado como modelo de desnudos y migrante, población que Trump convirtió en foco de ataques en sus dos candidaturas. En ese entonces, Melania se vio obligada a explicar que cumplió todos los pasos para convertirse en residente en Estados Unidos y luego en ciudadana del país. “Seguí la ley”, aclaró.Con un perfil más discreto en la campaña de este año, la prensa notó su ausencia cuando Trump ofreció un discurso en Mar-a-Lago, la residencia de Florida donde viven desde hace meses, horas después de ser imputado por la justicia por 34 cargos.Es que, al contrario de su marido, un hombre que desde joven ha gustado de los medios para opinar de toda suerte de temas, Melania ha sido ‘alérgica’ a la prensa. Desde que dejó Washington solo ha concedido una entrevista, en mayo de 2022, a la cadena siempre fiel a Trump Fox News. También mantiene un perfil bajo en las redes sociales, pese a contar con dos perfiles propios —el suyo y el de su oficina—, en X.Su círculo más cercano, asegura que Melania está volcada la mayor parte de su tiempo en la educación de su hijo Barron, a quien protege de la prensa y los escándalos; y en el bienestar de sus padres, que viven también en Palm Beach.Este miércoles 6 de noviembre, enfundada en un traje gris, Melania sonrío junto a su marido, que celebraba su nueva elección como presidente de Estados Unidos. “Trabaja mucho ayudando a la gente. Ha escrito el libro número uno en ventas de este país”, aseguró Trump sobre su esposa, haciendo referencia a las memorias que ella publicó hace solo un mes, en las que, contrario a lo que muchos esperaban, no reveló mayores detalles de su vida. Lo suyo, está claro, no es la vida pública.Pero, el hijo menor del expresidente, que recién cumplió 18 años, sí espera seguir los pasos de su padre en la política. Por ahora, ya consiguió ser elegido para servir como delegado de Florida en la Convención Nacional Republicana, donde su padre fue confirmado como candidato presidencial. Y desde enero experimentará una sensación ya conocida: ser, junto a su enigmática madre, uno de los inquilinos de la Casa Blanca.