Un hecho de violencia empañó las manifestaciones de los estudiantes de la Universidad de Antioquia, en la noche de este miércoles 6 de noviembre, a las afueras del campus, en la calle Barranquilla y la Regional, donde estaban protestando contra la crisis financiera que vive la institución y pidiendo acciones urgentes para salvarla.
En videos que circulan en redes sociales se ve a una gran cantidad de manifestantes, algunos encapuchados, que gritan arengas y piden soluciones de fondo ante el déficit que tiene la UdeA, calculado en unos $365.000 millones, según cifras oficiales. En las imágenes se evidencia también el bloqueo que hicieron los estudiantes y que impidieron el paso de los vehículos que transitaban por el sector a esa hora.
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Fue entonces cuando se registró el hecho que ha causado rechazo entre los ciudadanos. Por lo menos cuatro jóvenes sin capuchas se enfrentaron al conductor de un camión que, al parecer, los increpó por el bloqueo. Inicialmente, uno de ellos lo golpea en múltiples ocasiones con puños y entre varios tratan de obligarlo a salir del vehículo, pero no lo logran. Posteriormente, los jóvenes se alejan del lugar y se dirigen de nuevo hacia donde están los otros manifestantes.
Hasta el momento no se conoce un reporte oficial de denuncias por este caso, según informaron fuentes de la Policía Metropolitana, que hizo acompañamiento en la noche de este miércoles. Cuando los uniformados llegaron al sitio ya había pasado la agresión y la situación estaba tranquila. Se hicieron algunas labores de remoción de materiales que estaban obstaculizando las vías, pero no hubo complicaciones ni alteraciones mayores.
En la mañana de este jueves 7 de noviembre, el rector de la UdeA John Jairo Arboleda hablará sobre la situación financiera que atraviesa la institución y que salió a la luz pública con fuerza desde mayo pasado cuando se presentó un retraso en el pago de la nómina al personal, que calificaron como un hecho sin precedentes en la institución.
Desde entonces, se ha dado un álgido debate entre docentes, estudiantes, directivas, gobernantes y diversos sectores por la crítica situación que vive la universidad, al igual que otras públicas del país. En el caso de la de Antioquia, según un reciente informe, se tiene un déficit proyectado a 31 de diciembre próximo de $136.900 millones para cubrir compromisos de pago institucionales. Y el panorama no es alentador. Si no hay una solución estructural, aunque se consiga esa plata hoy mismo, la historia se repetirá una y otra vez porque los gastos de funcionamiento desbordaron hace mucho, lo que entra por transferencias de ley.Además puede leer: Cientos de estudiantes y profesores de la UdeA se movilizaron este jueves para pedir más recursos para la Universidad
Por su parte, una de las mayores polémicas internas ha sido la propuesta de reducir las horas cátedra como parte de las políticas de austeridad que se implementan para ahorrar en gastos de funcionamiento. Según fuentes de la universidad, lo que han ahorrado en tres meses de austeridad corresponde a materiales y suministros; viáticos y gastos de viaje; servicios profesionales; personal de proyectos y apoyo a la gestión; y gastos administrativos de personal. Pero hay un frente en el que se han planteado y hecho reducciones y que hoy constituye una de las polémicas centrales: el recorte de horas cátedra.
Los docentes lo rechazan, convencidos de que repercutirá en la calidad de la educación y en la misionalidad misma de la U. de A., pero desde otros frentes lo defienden como un acto de “responsabilidad” de los profesores, con el argumento de que se debe revisar incluso la carga laboral que los de planta destinan a la docencia directa y que hasta ha puesto en debate los salarios que ganan. Sobre esto no se ha dicho la última palabra aún.
Lo que piden es una reforma estructural de fondo, que debe pasar por el Congreso de la República, para garantizar una adecuada financiación de la UdeA que vaya a la par de las circunstancias económicas del país, el crecimiento de estudiantes y la expansión en las distintas regiones del departamento.Siga leyendo: My name is Juan: en la plazuela San Ignacio de Medellín los vendedores ambulantes aprenden inglés