En un contexto económico apretado, los colombianos siguen tomando medidas para adaptarse. Según la consultora NielsenIQ, uno de cuatro hogares en sienten que su situación financiera ha empeorado respecto al año anterior. Este sentimiento generalizado, explica el análisis, es consecuencia directa del alza sostenida en el costo de vida, un fenómeno que ha llevado a los consumidores a priorizar sus gastos de manera decidida, dejando de lado lo que consideran no esencial.Este cambio de comportamiento al que hace referencia Nielsen, se traduce en decisiones de ahorro que antes no se veían. Por ejemplo, 51% de los colombianos ya ha reducido sus pedidos de comida a domicilio, mientras que un 48 % ha optado por celebrar menos eventos sociales, y otro 46 % ha pausado la compra de tecnología. Así mismo, el entretenimiento fuera de casa ha pasado a un segundo plano para un 45 % de las personas, en un intento por mantener un balance en medio de la incertidumbre.Por último, productos como snacks y comida preparada –tradicionalmente consumidos por conveniencia– también están en la lista de ajustes, con el 51 % y el 47 % de los encuestados decidiendo reducir su consumo en estas categorías.Sin embargo, no todo gasto está en recesión. Aunque los consumidores buscan economizar, alimentos frescos y de primera necesidad como frutas, verduras y carne fresca, siguen teniendo prioridad. En este caso, los colombianos admiten que tendrán que invertir más para asegurar una alimentación saludable, pues los costos de estos productos básicos también han subido. Dentro de estas decisiones se evidencia un esfuerzo de mantener un consumo intencionado, donde cada peso cuenta.Pasando a nivel global, NielsenIQ proyecta que el consumo crecerá en 2025 en aproximadamente 3.2 mil millones de dólares, impulsado en parte por el uso de tecnologías emergentes. La inteligencia artificial, en particular, está revolucionando los hábitos de compra, pues el 40 % de los consumidores globales estaría dispuesto a seguir las recomendaciones de compra de un asistente digital. No obstante, en Colombia esta tendencia aún es tímida; solo el 35 % de los consumidores confía en las recomendaciones de IA para sus decisiones de compra, lo que deja a este país rezagado frente a los promedios globales.Ante el desafío de hacer que el presupuesto rinda más, los colombianos también esperan alternativas de las empresas. El informe de NielsenIQ muestra que el 39 % de los encuestados espera que los fabricantes ofrezcan tamaños más grandes a un menor costo por porción, mientras que el 13 % preferiría opciones más pequeñas y asequibles. Estas cifras reflejan una clara demanda por un mercado que responda tanto a los consumidores que buscan ahorro en sus compras como a aquellos que prefieren opciones premium pero accesibles.Por otro lado, el estudio muestra que las marcas propias se están ganando un lugar en el consumo colombiano. El 56 % de los consumidores asegura que podría incrementar la compra de estos productos, que son maquilados por un tercero y vendidos bajo el nombre del mismo establecimiento. Esto, mientras que un 64 % afirma que estaría dispuesto a pagar más por productos que sean duraderos, especialmente si pueden posponer la necesidad de reemplazarlos.En este sentido, el informe sugiere que las marcas privadas, junto con los productos premium duraderos, tienen una oportunidad única de satisfacer la demanda de valor y calidad en el mercado local.A medida que avanza 2025, el comportamiento del consumidor en Colombia refleja un cambio del consumo prudente hacia uno intencionado, donde el objetivo no es solo ahorrar, sino maximizar el valor percibido en cada compra. Esto presenta a las empresas la oportunidad de identificar los patrones de consumo emergentes y ofrecer opciones que se ajusten a las nuevas prioridades de los hogares colombianos, quienes, más que nunca, están evaluado cuidadosamente cómo y dónde invierten su dinero.