En medio de la complejidad del departamento del Cauca, una comunidad firmante de paz está logrando lo impensado: construir la primera ciudadela de arraigo territorial de todo el país para desmovilizados.
Se trata de un hito de los Acuerdos de Paz materializado, paradójicamente en el Cauca, donde no cesan el conflicto y la guerra.
140 firmantes de paz cumplieron un exitoso proceso de transición desde su Espacio de Reincorporación Territorial a esta ciudadela, donde recibirán su casa y la promesa de seguir avanzando en paz.
La hazaña, sin embargo, no ha sido sencilla. El sonido de los bombazos, fusiles y granadas son la advertencia permanente de estar echando raíces en un territorio que implosiona desde adentro.
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En esta comunidad bien podrían decir: “Juntos, pero no revueltos”. A pesar de encontrarse en medio de los combates y de ver pasar a sus antiguos compañeros de armas con fusiles al hombro, han logrado mantenerse al margen de las confrontaciones.
Esta ciudadela, convertida en un pequeño oasis donde la guerra no entra, se llama “Camino del Sol” y está ubicada en la vereda Santa Rosa, a cinco kilómetros del casco urbano del municipio de Caldono, Cauca. Tiene 140 casas, cada una con un jardín de más de 30 metros cuadrados.
140 firmantes de paz cumplieron un exitoso proceso de transición desde su Espacio de Reincorporación Territorial a esta ciudadela, donde recibirán su casa y la promesa de seguir avanzando en paz.
La hazaña, sin embargo, no ha sido sencilla. El sonido de los bombazos, fusiles y granadas son la advertencia permanente de estar echando raíces en un territorio que implosiona desde adentro.
En esta comunidad bien podrían decir: “Juntos, pero no revueltos”. A pesar de encontrarse en medio de los combates y de ver pasar a sus antiguos compañeros de armas con fusiles al hombro, han logrado mantenerse al margen de las confrontaciones.
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Esta ciudadela, convertida en un pequeño oasis donde la guerra no entra, se llama “Camino del Sol” y está ubicada en la vereda Santa Rosa, a cinco kilómetros del casco urbano del municipio de Caldono, Cauca. Tiene 140 casas, cada una con un jardín de más de 30 metros cuadrados.
Las viviendas disponen de tres habitaciones, dos baños, sala, patio, cocina interna, jardín exterior y servicios públicos básicos como energía, agua y alcantarillado.
“Cuando comenzamos la instalación del proyecto, fue complejo porque había enfrentamientos constantes entre diferentes actores armados en la zona de construcción. En varias ocasiones hubo combates y hostigamientos frecuentes. Sin embargo, a pesar de estas dificultades, nunca sufrimos afectaciones directas que impidieran el avance del proyecto; al contrario, logramos desarrollarlo sin inconvenientes”, cuenta Jhan Moreno, desmovilizado y líder de la comunidad.
El proyecto de la ciudadela se desarrolló en coordinación con el Gobierno Nacional y contó con una inversión superior a los $16.000 millones de pesos. Además de convertirse en la primera ‘ciudad’ de arraigo para firmantes de paz, aspira a consolidarse como un espacio turístico, promoviendo la autosostenibilidad.
“La idea es que cada persona pueda decidir si desea trabajar dentro de la ciudadela, ya sea en nuestro proyecto turístico, en la administración, en el tema de energía solar o en vigilancia. La ciudadela funcionará como un conjunto residencial cerrado, y cada quien elegirá su ámbito de trabajo”, explica Jhan.
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Las casas, la carretera, el parque y el proyecto de la escuela ya están listos. En cualquier momento, este exitoso caso de reincorporación será inaugurado. Solo faltan trámites en el Ministerio de Vivienda y que el Gobierno asigne la fecha para cortar el listón, cerrando un ciclo y abriendo la puerta a una promesa cumplida de un futuro mejor para quienes cambiaron la incertidumbre por esperanza y decidieron apostarle a la paz.
“El camino es para adelante, hacía atrás no hay nada, dejamos las armas y nos comprometimos con nuestros proyectos de vida y con la sociedad y es lo que seguiremos haciendo”, dice Jhan.