Con la entrega de incentivos a los campesinos para hacer más rentables sus cultivos y que estos permanezcan en sus parcelas, la administración de Marinilla, en el Oriente antioqueño, está tratando de detener las consecuencias que ya ve en el boom inmobiliario en sus veredas.
Con ese objetivo, la Alcaldía acaba de culminar una capacitación a un grupo de labriegos para que cultiven variedades de papa que generen mejor rendimiento y culminó el proceso entregándoles 20 toneladas de semillas de la variedad Diacol Capiro.
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El aporte lo recibieron 40 productores de las veredas Yarumos, Montañita, Los Alpes, Las Mercedes y La Esperanza en un acto que se llevó a cabo el fin de semana pasado en la plaza de mercado local, en el marco del proyecto Escuelas de Campo para Agricultores (ECA).
La iniciativa fue liderada por la Secretaría de Agricultura de Marinilla en alianza con Fedepapa y el Fondo Nacional del Fomento de la Papa (FNFP).
Las ECA son espacios de aprendizaje práctico donde los agricultores reciben insumos, asistencia técnica, análisis de suelos y capacitaciones en manejo de cultivos.
En 2024 el proyecto ha beneficiado a más de 60 productores, quienes participaron en la siembra de las variedades experimentales Jacky, Bachué y Villa, obteniendo resultados sobresalientes en productividad y resistencia a plagas.
“Con la entrega de estas semillas, genéticamente mejoradas, logramos reducir en un 80% los costos de producción, además de ofrecer un producto de alta calidad y mejor comercialización, lo que se traduce en mayores ingresos para nuestros agricultores”, expresó el alcalde de Marinilla, Julio Serna.
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Por su parte, el secretario de Agricultura y Medio Ambiente, Luis Edier Ramírez, sostuvo que “la introducción de nuevas variedades de papa permite diversificar ingresos, aumentar la productividad y enfrentar desafíos como el cambio climático”.
Añadió que el objetivo es “transformar a los campesinos en agroempresarios con altos ingresos y mejores oportunidades” y para ello es indispensable hacer un enlace entre ellos y las cadenas de comercialización y consumo.
Marinilla ha sido considerado como despensa agrícola de Antioquia y de la Costa Atlántica; sin embargo, el boom inmobiliario del Oriente antioqueño ha hecho que muchas parcelas campesinas cambien su vocación para constituir en reemplazo fincas de recreo, por eso, la administración está haciendo intentos para que los labriegos no sucumban ante esa presión y permanezcan en su territorio.
Este proyecto con los papicultores es uno de esos intentos. El proceso comenzó desde marzo pasado con la realización de dos Escuelas de Campo en las veredas Yarumos y Montañitas a la par con la siembra de semillas nuevas de las variedades Jacky, Bachué y Villa, las cuales demostraron resistencia genética a la gotera, enfermedad producida por un hongo y que acaba con las cosechas de papa, sobre todo en temporadas de invierno como la actual. Según recuerda Ramírez, esa peste fue la causante de hambrunas graves en Irlanda hace algunos años.
La nueva variedad, cuyo consumo pretenden generalizar en la zona, puede ahorrar dinero y mano de obra, pues reduce el uso de fungicidas en un 70% debido a que los agricultores no deben fumigar las plantas cada semana -o hasta cada cuatro días en invierno- sino cada dos semanas.
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“Se hicieron reuniones mensuales donde se hizo todo el ciclo productivo con estas variedades en dos parcelas experimentales con buenos resultados porque la Jackie en cuatro meses dio cosecha; también hubo pruebas en la planta procesadora en Bello dando muy buenas características tanto para fritura como en crocancia, y la idea es que los productores que estuvieron en esta escuela de campo continúan sembrando estas variedades”, agregó Ramírez.
La ventaja adicional es que el mercado estaría asegurado a través de una alianza con una empresa transformadora cuyo propietario es un marinillo.