Un fastuoso velorio, con desfile de camionetas de alta gama incluido, disparos al aire y quema de pólvora en la vía pública, comenzó a despejar las incógnitas sobre un misterioso delincuente muerto en el departamento del Cauca durante una operación militar.
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El pasado fin de semana, parte de la comunidad del corregimiento La Mesa, en el municipio de El Patía, se congregó en un coliseo para conmemorar las honras fúnebres de un hombre cuya identidad no ha sido esclarecida totalmente por las autoridades.
Varios vehículos blancos recorrieron las calles del pueblo antes de llegar al coliseo, donde los recibieron con rancheras y música norteña, según varios videos publicados en redes sociales.
El difunto, de acuerdo con un reporte difundido en los medios de comunicación por la Inteligencia Militar, era un presunto miembro de las disidencias de las Farc, apodado “Pichirria” o “Vapor”. Y se cree que fue una de las víctimas de una operación ejecutada el pasado 14 de noviembre en una vía del citado corregimiento.
Las Fuerzas Militares le venían haciendo seguimiento videográfico a una camioneta Toyota Prado blanca que circulaba por las esquinas de La Mesa, rodeada por hombres armados del frente Carlos Patiño del Estado Mayor Central de las Farc (EMC).
Los ocupantes de la camioneta conversaban con los combatientes y al parecer les entregaban paquetes con dinero, según las pesquisas de los uniformados, que esperaron hasta que el vehículo se estacionara en un lugar despoblado para atacar.
Los comandos dispararon artillería pesada, haciendo explotar la camioneta y matando a quienes iban adentro. En el comunicado oficial del caso, publicado al día siguiente, las Fuerzas Militares explicaron que “los cuerpos fueron retirados de la escena por un grupo de personas, por lo tanto serán las autoridades competentes las encargadas de determinar su identificación”.
Con el pasar de los días, y el reseñado funeral en el coliseo, los militares establecieron que uno de esos muertos de la camioneta era “Vapor”.
A este personaje, cuya identidad plena sigue en el misterio, se le señalaba de ser uno de los principales cabecillas financieros del bloque Occidental del EMC, trabajando bajo las órdenes del comandante Óscar Eduardo Sandoval Noscué (“Andrés Patiño” o “el Mocho”).
Los militares indicaron que administraba las ganancias del narcotráfico, la extorsión y la minería ilegal en Cauca, Valle y Nariño, llegando a reportar a la organización entre $6.000 y $8.000 millones de pesos mensuales. Sus negocios incluían el tráfico de precursores químicos para los laboratorios de cocaína y el transporte de esa droga de exportación hacia Centro y Norteamérica.
Las labores de Inteligencia continúan en la zona, tratando de establecer quiénes fueron los demás occisos que acompañaban a “Vapor”.
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