La Tierra continúa siendo objeto de investigación científica, y cada nuevo estudio nos acerca a entender más sobre su historia y los eventos que moldearon su evolución. En esta ocasión, un reciente hallazgo propone que, hace 466 millones de años, nuestro planeta pudo haber tenido anillos de escombros similares a los de Saturno. Este descubrimiento, publicado en *Earth and Planetary Science Letters*, plantea un escenario fascinante en el que un sistema de anillos pudo haber influido en el clima global e incluso en la biodiversidad terrestre.El origen de los anillos: el impacto de un asteroideSegún la investigación, un asteroide de condrita L tuvo un encuentro cercano con la Tierra, cruzando su límite de Roche, lo que llevó a su fragmentación. Los restos de este impacto formaron un anillo de escombros alrededor del planeta, que persistió durante varias decenas de millones de años. Las evidencias provienen de la presencia de un 99 % de material de condrita L en rocas sedimentarias de esa época, una abundancia inusual que sugiere un evento de gran magnitud.Este sistema de anillos no solo dejó su huella en los sedimentos, sino que también coincidió con un aumento significativo en la formación de cráteres de impacto. Curiosamente, todos los cráteres de ese período se concentran cerca del ecuador, lo que refuerza la hipótesis de que estos fragmentos de escombros orbitaban en un cinturón ecuatorial alrededor de la Tierra.Un impacto en el clima y la biodiversidadEl estudio sugiere que la presencia de estos anillos pudo haber tenido un efecto directo en el clima terrestre. El sombreado parcial de los hemisferios invernales y el aumento de la reflectividad solar en los estivales habrían intensificado el enfriamiento invernal y el calentamiento estival, modificando los patrones climáticos globales. Este fenómeno podría explicar el enfriamiento extremo conocido como la “Era Icehouse de Hirnantian”, uno de los períodos más fríos de los últimos 540 millones de años.Además, el polvo generado por los impactos asociados al sistema de anillos habría contribuido al enfriamiento global, mientras que la disipación de los anillos marcaría el fin de este efecto, permitiendo un retorno a temperaturas más cálidas. Este cambio climático drástico podría estar vinculado al Gran Evento de Biodiversificación del Ordovícico, un período en el que la vida experimentó una rápida diversificación, posiblemente en respuesta a las condiciones cambiantes del entorno.Una nueva ventana al pasado de la TierraLa duración estimada de los anillos, de aproximadamente 22 millones de años, coincide con los cambios climáticos documentados en registros fósiles y geológicos. Este sistema transitorio de anillos no solo habría afectado el clima, sino que también pudo haber creado desafíos adaptativos para los organismos vivos, impulsando la evolución en formas inesperadas.Los científicos planean utilizar modelos climáticos avanzados para probar estas teorías y calcular cuánta energía solar fue bloqueada por los anillos. Este enfoque podría ayudar a precisar las características de estos escombros y cómo afectaron al planeta en su conjunto.Este descubrimiento no solo aporta nuevos datos sobre la historia de la Tierra, sino que también amplía nuestra comprensión de cómo eventos cósmicos pueden transformar profundamente un planeta y su ecosistema.