Las llantas son una de las partes más importantes de un carro, no solo porque permiten la movilidad, sino también porque influyen directamente en la seguridad y el rendimiento del automóvil. Mantenerlas en buen estado es esencial para que los desplazamientos se realicen sin problemas.A pesar de la amplia variedad de llantas disponibles en el mercado, como los radiales, diagonales, de verano, invierno, o los ecológicos de bajo consumo, lo más importante es asegurarse de que las llantas que se adquieran estén en condiciones óptimas y no hayan caducado.Es posible que muchos desconozcan que las llantas tienen una fecha de caducidad. Esta se puede identificar fácilmente mediante un código de cuatro números grabado en el costado del neumático.Este grupo de números indica la semana y el año en que se fabricó la llanta. Por ejemplo, un código como “3524″ señala que el neumático fue fabricado en la semana 35 del año 2024.Aunque una llanta no haya sido utilizada, el simple hecho de que haya pasado cierto tiempo desde su fabricación puede comprometer su seguridad.En general, los expertos recomiendan no comprar neumáticos que tengan más de cinco años de antigüedad, incluso si parecen estar en buen estado visualmente. Esto se debe a que, con el paso del tiempo, las propiedades de la goma se deterioran, y aunque el dibujo de la banda de rodamiento se vea intacto, la estructura interna puede haberse comprometido.La exposición a factores como la temperatura, la humedad y las condiciones de almacenamiento pueden afectar negativamente a las llantas, incluso si no se han usado.Aunque la ley no establece un límite exacto para la edad de los neumáticos, existen pautas que los especialistas sugieren para garantizar la seguridad. Por ejemplo, es altamente recomendable no utilizar llantas con más de 10 años de antigüedad, ya que su capacidad de respuesta y seguridad disminuye considerablemente.La pérdida de flexibilidad es uno de los principales riesgos asociados a las llantas envejecidas. Con el tiempo, la goma tiende a endurecerse, lo que afecta su desempeño, especialmente en situaciones críticas como el frenado o al tomar una curva a alta velocidad.El almacenamiento adecuado de los neumáticos también es fundamental. Aunque una llanta nunca haya sido utilizada, si ha estado expuesta a temperaturas extremas o cambios de humedad, pudo haber sufrido alteraciones en su composición, lo que podría comprometer su efectividad.Por esta razón, es fundamental que tanto los conductores como los distribuidores de llantas presten especial atención a las condiciones en las que se almacenan estos productos.La seguridad de los conductores no solo depende de las características visibles de una llanta, sino también de su antigüedad y del cuidado. Así, más allá de la apariencia, es importante verificar la fecha de fabricación y tomar decisiones informadas al momento de adquirir neumáticos, para garantizar que el vehículo circule con seguridad.