El mal aliento, conocido médicamente como halitosis, se refiere a un olor desagradable que emana de la boca. Este fenómeno es común y puede afectar a cualquier persona en algún momento de su vida, siendo estimado que alrededor del 40% de la población ha experimentado halitosis en algún momento.
La halitosis puede ser ocasional o persistente, y aunque muchas personas no son conscientes de su condición, el mal aliento puede tener un impacto significativo en la vida social y emocional de quienes lo padecen.
Además, el mal aliento es una inquietud común entre quienes buscan tratamientos estéticos como carillas o resinas compuestas. Sin embargo, según Johanna Garavito, odontóloga especializada en estética dental, la relación entre estas restauraciones y la halitosis no es tan directa como podría pensarse.
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"Es un mito que las resinas dentales por sí solas causen mal aliento", afirma la experta. El problema, explica, suele estar relacionado con una colocación inadecuada o una higiene deficiente, lo que facilita la acumulación de placa y bacterias, principales responsables del mal olor.
La importancia de la técnica y el cuidado
La clave para evitar problemas, según Garavito, radica en la precisión técnica del profesional. "Si una persona no capacitada maneja los diseños de sonrisa o restauraciones sin el protocolo adecuado, podría haber filtraciones y problemas de adaptación", advierte.
Las resinas compuestas, cuando se colocan siguiendo un protocolo biomimético adecuado, imitan el brillo y la textura del esmalte natural, sin ser porosas. "El acabado depende del tratamiento profesional que se les dé. Un pulido de calidad garantiza una superficie lisa, minimizando el riesgo de acumulación bacteriana", explica.
Además, las visitas regulares al dentista son fundamentales. "Recomiendo acudir al odontólogo al menos cada cuatro meses para limpiezas y pulidos específicos", señala Garavito, destacando que estas revisiones ayudan a prevenir la formación de placa bacteriana y el consiguiente mal aliento.
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Señales de alerta y hábitos saludablesLos primeros indicios de problemas pueden incluir un sabor desagradable en la boca, inflamación de las encías alrededor de la resina o un mal olor persistente. Estos síntomas podrían indicar bordes mal sellados o deficiencias en la rutina de higiene bucal.
Para evitar estos problemas, Garavito recomienda una rutina de limpieza que incluya cepillado dos veces al día, uso de hilo dental y enjuagues antibacterianos. Además, enfatiza que un estilo de vida saludable es esencial.
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Resinas: estética y funcionalidad sin compromisosAunque materiales como la amalgama tienden a acumular menos placa por su superficie lisa, las resinas compuestas ofrecen ventajas estéticas y funcionales que las convierten en una opción destacada. "Personalmente, sugiero la resina compuesta porque mejora tanto la estética como la funcionalidad", menciona Garavito.
Finalmente, la odontóloga subraya la importancia de educar a los pacientes en el cuidado de sus restauraciones. "La educación sobre cómo cuidar las resinas y la salud bucal es crucial para prevenir problemas de halitosis y asegurar la longevidad de los tratamientos", concluye.
Con la combinación adecuada de técnica profesional, mantenimiento regular y buenos hábitos, las resinas dentales pueden ser una solución duradera y libre de complicaciones para lograr una sonrisa saludable y atractiva.