Esta mañana, Ucrania afirmó que Rusia lanzó un misil balístico intercontinental, hecho que, de confirmarse, marcaría una escalada sin precedentes en esta guerra. Según la Fuerza Aérea ucraniana, las defensas lograron derribar seis de los siete misiles de crucero lanzados, pero no pudieron interceptar ni el misil balístico intercontinental ni un Kinzhal, ambos considerados de los más sofisticados del arsenal ruso.
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Aunque Kiev asegura que los misiles no derribados no causaron “daños sustanciales”, el mensaje para ellos detrás de este ataque es claro: Rusia está dispuesta a desplegar sus armas más avanzadas en el conflicto.
Los misiles balísticos intercontinentales son diseñados para transportar tanto ojivas convencionales como nucleares, lo que añadió una dosis extra de tensión a esta etapa de la guerra. Sin embargo, en esta ocasión el proyectil no llevaba carga nuclear.
Cuando se le preguntó directamente sobre el lanzamiento, Dmitry Peskov, portavoz del Kremlin, se limitó a decir que no tenía “nada qué decir sobre este tema”. Pero aprovechó para asegurar que Rusia hará el “máximo esfuerzo” para evitar una guerra nuclear y afirmó que esperan que “otros países” asuman una postura igual de responsable.
Los ataques van de lado y lado, pues este ataque es la respuesta Rusa luego de confirmar que sus defensas aéreas lograron derribar dos misiles de crucero Storm Shadow de fabricación británica, disparados por Ucrania hacia la región rusa de Kursk.
El reciente uso de los misiles británicos Storm Shadow y los estadounidenses ATACMS en territorio ruso da cuenta del nivel de sofisticación militar que tiene occidente y ha aumentado las tensiones entre las potencias involucradas.
Estos misiles, capaces de atacar objetivos a larga distancia con alta precisión, han cambiado las reglas del juego en el campo de batalla. Aunque los aliados de Ucrania han insistido en que su objetivo es ayudar a Kiev a defenderse, el Kremlin lo interpreta como una escalada orquestada desde Washington y Londres.
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El lanzamiento del misil balístico intercontinental por parte de Rusia, aún no confirmado oficialmente por Moscú, se lee como un mensaje claro: el Kremlin va a responder y no está dispuesto a ceder en el conflicto.
Aunque el misil intercontinental lanzado por Rusia no llevaba carga nuclear, el simple hecho de su despliegue da cuenta del enorme riesgo que representa el arsenal nuclear en este conflicto.