La explosión de un artefacto improvisado tiene a las autoridades de Bogotá cavilando sobre si se trató de un atentado contra el Instituto Penitenciario y Carcelario de Colombia (Inpec) o contra un establecimiento público vecino presionado por el cobro de “vacunas” extorsivas.
El incidente ocurrió en la noche de este miércoles, cuando un desconocido arrojó el explosivo dentro de una bolsa, en una cafetería aledaña a las oficinas de la institución carcelaria, en la localidad de Teusaquillo.
“Este artefacto cae sobre el establecimiento público El Solar. Ahí hay un muro fuerte que contuvo el impacto, pero en dirección al Inpec rompió unos ventanales”, declaró el comandante de la Policía Metropolitana de Bogotá, coronel José Gualdrón.
En el hecho no hubo personas heridas, aunque tres pasajeros de un bus de servicio público que pasaba por el lugar quedaron aturdidos por la onda explosiva.
“No descartamos por ahora ninguna hipótesis, veremos si se trató de un atentado contra el Inpec o si fue una represalia de temas extorsivos contra el establecimiento comercial que recibió el ataque directo”, acotó Gualdrón.
En los últimos meses, se han presentado varios ataques en contra de la autoridad carcelaria en Bogotá, así como en otras ciudades del país, relacionados con amenazas de miembros del crimen organizado que están en prisiones.
El pasado 15 de noviembre fue asesinado en Bogotá el dragoneante Jeisson Cardona, quien prestaba servicio en la cárcel La Picota. Sucedió en la localidad de Ciudad Bolívar, donde el funcionario fue abaleado por un sicario en un billar.
El 4 de noviembre, un guardián del Grupo Especial de Investigación y Monitoreo (Gedip) de la Dirección del Inpec, fue atacado con disparos por dos hombres que se movilizaban en una moto, en una calle de la localidad de Teusaquillo, aunque logró sobrevivir en un centro médico.
El 16 de mayo anterior la víctima fue el director de la cárcel La Modelo de Bogotá, coronel (r) Elmer Fernández, quien ya había denunciado amenazas de parte de varios internos. Unos sicarios lo acribillaron cuando viajaba como pasajero en una camioneta, en la calle 80 con la carrera 30 de la capital colombiana.
Las amenazas provienen de grupos como la banda de “Satanás”, “la Inmaculada” y “los Rastrojos Costeños”, entre otras, que exigen traslados carcelarios y beneficios penitenciarios.
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