La Universidad de Antioquia acaba de declarar desierto el proceso para la elección de un representante estudiantil que ocupe la silla que lleva más de dos décadas vacía en el Consejo Superior, su máximo órgano de decisión.
Los comicios fueron citados en septiembre, coincidiendo con una acción de cumplimiento que instauraron estudiantes de ciencia política para obligar a las directivas a que llenaran el cupo que figura desierto desde 2002. Antes de que el juez se pronunciara, este recurso legal quedó sin sustancia debido a que la rectoría había acabado de hacer la convocatoria para que los interesados se inscribieran y, por tanto, pudo comprobar que en el momento estaba dando cumplimiento a la norma de gobierno institucional que habla del mecanismo de representación de los estamentos.
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“La acción se retira porque demostramos que estábamos en el proceso y que simplemente estábamos esperando”, le dijo a EL COLOMBIANO el rector de la Universidad de Antioquia, John Jairo Arboleda.
El calendario propuesto planteaba abrir inscripciones hasta el primero de noviembre a las cuatro de la tarde y, ya con el listado de candidatos, que los electores asistieran a una urna virtual el 27 de noviembre, es decir, este miércoles.
En esa jornada, los 39.997 alumnos de pregrado y postgrado de los distintos campus de la alma máter tendrían la oportunidad de escoger a su vocero a la hora de las determinaciones más trascendentales.
Sin embargo, el proceso eleccionario naufragó ante la renuncia de la única plancha que se había inscrito y ante la anormalidad académica que rige en el centro de educación superior desde el lunes de la semana pasada, lo cual hace imposible cualquier debate para poner en común las propuestas de los aspirantes. El motivo de la dimisión, según explicaron, fueron las presiones que hicieron desde la asamblea estudiantil.
“La información que obtuve de manera extraoficial es que en varias sesiones la asamblea consideró que no era buen momento para elegir representantes y los presionó para que renunciaran; el pasado lunes (18 de noviembre) recibí el correo de renuncia y dado eso, el rector firmó la resolución que declara desierto el proceso de elección del representante estudiantil en esta ocasión”, explicó el secretario general del alma máter, David Hernández.
En consecuencia, el asunto queda congelado hasta principios del año entrante, pues ni diciembre es un periodo adecuado para estas lides ni las directivas consideran conveniente echarle más leña a la candela que tiene suspendidas las actividades.
EL COLOMBIANO conoció que los estudiantes que interpusieron la anterior acción de grupo están decididos a repetir la estrategia y ahí sí vendría el gran dilema, si acaso un juez dicta alguna orden perentoria de ir a comicios aunque las condiciones objetivas no se den.
“Lo que tenemos presupuestado es seguir mandando acciones de cumplimiento, seguir convocando a elecciones y que estudiantes tengan el valor de presentarse a este proceso democrático, porque lo que hay es una crisis de representatividad aunada a la crisis económica”, expresó Juan Mazo, quien encabezó la única plancha que aspiraba al CSU, siendo su suplente Juan José Álvarez.
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Mazo explicó que, sobre todo en su compañero de fórmula, se generó gran desasosiego ante los insultos y hostigamientos que sentían desde las asambleas y por eso decidieron dar un paso al costado, pero sin duda otro motivo fue la gran posibilidad de que ganara el voto en blanco que estaba impulsando otro amplio sector en el claustro, y eso implicaba que los candidatos iniciales quedaran inhabilitados para volverse a presentar.
Las dos cosas los llevaron a optar por retirar la plancha de manera pública el viernes 15 de noviembre y a oficializarlo el miércoles pasado.
“Habían grafiteado las paredes contra la representación y yo sí quería ir hasta el final, pero el problema es que la estrategia de la asamblea multiestamentaria y la asamblea estudiantil fue sacar a las facultades a asamblea permanente –lo que en la práctica es un cese de actividades- y no había manera de hacer el debate; tampoco pude llegar a las sedes regionales porque tenía información de que iban a empezar a boicotear allí también”, apuntó Mazo.
Mazo y Álvarez son alumnos de ciencia política. Se presentaron con el eslogan de “La Universidad de Antioquia necesita mirar hacia adelante”. Ambos son muy jóvenes (Mazo de 19 años y Álvarez de 21) y no tienen trayectoria en el movimiento estudiantil; ese fue otro argumento para la oposición que recibieron.
Pero lo otro es que aparentemente su pensamiento no casa con posiciones de izquierda contestatarias al modelo social actual, como sí ocurre con muchas de las personas que actúan en el foro de las asambleas.
Para Mazo, aunque truncado, “el proceso fue interesante porque tuvimos el valor de ir a exponer ante el Concejo de Medellín el problema de la crisis financiera”.
El fracaso de un proceso eleccionario para representante estudiantil en el superior no tiene nada de inédito. De hecho ya van varios intentos fallidos desde 2002, cuando terminó el último periodo en el que el estamento mayoritario en número dentro de la U. de A. hizo uso de su silla en el Superior. En 2017 hubo otro intento de similar y falló por razones similares, según recuerda el Secretario General.
De 34 universidades públicas que hay en el país, la de Antioquia es la única que mantiene esa silla vacante. El periodo es de dos años.
“Son más años que los que yo tengo y por eso hay un cambio generacional que se tiene que sentir”, argumentó Mazo, quien asegura que tiene una intención inquebrantable de no desfallecer.
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