Medellín es una tierra que se ha ganado su sitial en el contexto del país como formadora de galenos y pionera en muchas ramas de la investigación en salud. Acá abundan las vocaciones médicas y, no en vano es cuna de una de las facultades más emblemáticas de Colombia, como es la de la Universidad de Antioquia.
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Por eso tampoco resulta increíble que haya materia prima de la mejor para premiar cada año a los más insignes exponentes del cuidado del bienestar humano y formadores de profesionales en esa área, con ocasión del Día del Médico, que se celebra a nivel internacional el 3 de diciembre.
En 2024 fue la cuarta vez que se hizo este reconocimiento denominado “Maestros de la Medicina en Antioquia”, en un acto que tuvo lugar este viernes 29 de noviembre a partir de las 6:30 p.m. en el auditorio de la Facultad de Medicina de la U. de A., durante la clausura del Congreso de Medicina y del Congreso de Medicina Familiar.
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Un comité conformado por representantes de la Academia de Medicina de Antioquia, la Facultad de Medicina de la U. de A. y el gremio de los médicos (Asmedas) eligió a los llamados para los honores, que en esta ocasión fueron Helena Espinosa, quien trabajó durante muchos años con la OMS; la psiquiatra Martha Lilliam Correa y su hermana, la pediatra Ana Cecilia Correa que han dejado huella en la medicina para niños; Estela Ospina de Restrepo, una epidemióloga que por muchos años fue representante de la OMS, y Diana García de Olarte, destacada en el campo de la inmunología y la genética molecular. También, de ese ramillete honorífico hicieron parte Álvaro Velásquez, pionero de los trasplantes en Colombia; el cardiólogo Carlos José Jaramillo y Tiberio Álvarez, pionero en el área de anestesiología, quien además es fotógrafo y ha realizado estudios sobre la historia de la medicina en el departamento.
“Es un tributo que queremos rendir a estos profesores que por su generosidad y espíritu altruista, con unas vidas dedicadas al cuidador de los otros, merecen el reconocimiento de la sociedad y máxime de nosotros, sus discípulos”, expresó el Jorge Iván Posada, directivo de Asmedas y coordinador del evento.
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Con estos ya son cerca de 26 médicos los galardonados como “Maestros de la medicina en Antioquia”. La primera versión fue en 2019, de manera presencial, hubo que suspenderlo en tiempos de pandemia y se volvió a realizar desde 2022.
El Día del Médico tiene lugar en recuerdo del nacimiento de Carlos Juan Finlay, el cubano que descubrió el mosquito transmisor de la fiebre amarilla (Aedes aegypti), con lo cual ayudó a salvar miles de vidas en América Latina.
Cuando pase por la Sede de Investigaciones Universitarias (SIU) hay que pensar en Diana García de Olarte, pues ella fue una de las que empezó a cranear la idea de tener un edificio adscrito a la U. de A. donde se desarrollara investigación científica de frontera.
Pero ese es solo uno de los méritos de esta médica especializada en pediatría y enfermedades infecciosas a la que en 1999 la alma máter le otorgó el doctorado honoris causa en ciencias básicas médicas.
Ella fue clave en la creación del grupo de inmunodeficiencias primarias y de la maestría en inmunología, una etapa en la que desarrolló herramientas para diagnosticar y tratar deficiencias del sistema inmune. Entre sus estudios se destacaron investigaciones sobre enfermedades diarreicas, neumopatías bacterianas y meningitis en niños, con varios artículos publicados en revistas especializadas.
En 1990 ofreció el primer curso de biología molecular y en 1993 cofundó el Grupo Latinoamericano de Inmunodeficiencias Primarias, que en 2009 pasó a ser la Latin American Society of Inmunodeficiences, convertido en referente para la región.
Posteriormente, en 1994, estuvo en la creación del postgrado en ciencias básicas biomédicas y de la corporación que hoy día lleva el mismo nombre.
Fue jefa del Departamento de Pediatría del Servicio de Enfermedades Infecciosas y de la Sección de Inmunología de la Facultad de Medicina de la U. de A., y coordinó la maestría en inmunología y el grupo de inmunodeficiencias primarias, consolidando su influencia en la comunidad científica local e internacional.
Ha tenido diversos premios, entre ellos el de la Fundación Alejandro Ángel Escobar y en su honor, en 2006, se creó una fundación para las inmunodeficiencias primarias que apoya a pacientes con enfermedades raras y complejas.
Hijo de campesinos y criado en una finca de Riosucio (Caldas), Álvaro Velásquez (2 de marzo de 1937) cursó su primaria en el municipio de Jardín (Suroeste antioqueño), para después iniciar su bachillerato en su pueblo natal y culminarlo en el liceo de la Universidad de Antioquia (1955).
Luego prestó su servicio militar, graduándose como subteniente de reserva e ingresó a Medicina en la Universidad de Antioquia, donde se graduó en 1963.
Allí mismo realizó la residencia en Cirugía Cardiovascular y del Tórax y fue seleccionado para una capacitación en cirugía de trasplante de órganos en la Universidad de Colorado Medical Center, en Denver (EE. UU.).
Al regresar fundó con otros colegas el Grupo de Trasplantes de la U. de A. y del Hospital Universitario San Vicente de Paúl, en agosto de 1970.
En su faceta académica, publicó más de 40 artículos en revistas nacionales y extranjeras y muchos capítulos de libros en su especialidad. Se desempeñó como profesor titular de Medicina en la alma máter, fue decano, jefe del Departamento de Cirugía y director del Grupo de Trasplantes entre 1970 y 2013.
En ese último rol lideró el equipo que efectuó el primer trasplante renal exitoso, con un riñón obtenido de un donante vivo, en 1973; en septiembre de 1979 también dirigió el primer trasplante hepático ortotópico en humanos que se hacía en América Latina y en 1985 formó parte del equipo artífice del primer trasplante cardiaco en el país.
Aparte, fue un líder de organizaciones relacionadas con su capo de trabajo a nivel nacional y continental y ha obtenido cuanto reconocimiento se puede recibir, incluida la Cruz de Boyacá, y como si fuera poco, el pabellón de Trasplante de órganos del Hospital San Vicente Fundación lleva su nombre.
Hoy día, en uso de retiro, se dedica a las labores del campo y a la ornitología, su gran afición.
Helena Espinosa de Restrepo ha sido, entre muchas otras cosas, la primera mujer graduada de la Escuela Nacional de Salud Pública, en 1973; además tuvo un paso rutilante por escenarios nacionales e internacionales. Se graduó de médica en la Universidad del Valle en 1959 y se especializó en patología y bioquímica en ese mismo claustro para después hacer el equivalente de una maestría en Salud Pública en la U. de A., que terminó en 1965. Igualmente, hizo varios cursos por fuera del país.
Después se desempeñó como instructora del Departamento de Patología e Histología, la Escuela de Medicina Veterinaria, la Universidad de San Carlos (Guatemala) y en el Departamento de Patología de la Facultad de Medicina de la Universidad del Estado de Luisiana, en Nueva Orleans para aterrizar posteriormente en la Facultad de Medicina de la U. de A. y en la Facultad Nacional de Salud Pública. De esta última fue jefe de la sección de Epidemiología. También enseñó en la UPB y la Universidad CES.
Fue secretaria de Despacho de Salud, Educación y Bienestar Social de Medellín (agosto de 1970 a julio de 1971), subdirectora médica del San Vicente de Paúl, jefa de departamento en el Instituto de Seguros Sociales seccional Antioquia, asesora de la OPS/OMS en varios países, incluido un puesto en Washington, entre 1982 y 1996.
Publicó más de 120 artículos en revistas nacionales y extranjeras y ha sido una líder gremial, como parte de varias organizaciones científicas y médicas.
Uno de los logros que más enorgullecen al doctor Carlos José Jaramillo es haber promovido el intercambio de estudiantes de la Facultad de Medicina de la U. de A. con la Universidad de Harvard, del cual se beneficiaron alrededor de cien alumnos.
Jaramillo (Manizales, 1948) culminó en 1972 el pregrado en Medicina de la U. de A. y se especializó en medicina interna, subespecializándose en cardiología. Realizó también una maestría en Telesalud en 2019. En todo ese recorrido profesional pasó por Urabá y el Norte de Antioquia, hizo pasantías en París (Francia) y Boston (EE. UU.) y fue profesor titular de la U. de A. hasta que se jubiló, hace doce años para continuar como profesor de cátedra hasta el presente.
Fue coordinador de las becas Guillermo Velázquez Tangarife para la movilidad internacional entre 1995 y el 2010 y del Programa de Rehabilitación Cardíaca del San Vicente de Paúl, hasta el año 2000; director médico CEMDE hasta 2016, vicepresidente de la Academia de Medicina de Medellín (2021 y 2022) y hoy día es coordinador Académico de Sicor.
Ha escrito numerosos artículos publicados en revistas nacionales y extranjeras, y capítulos en varios libros.
Martha Lilliam Correa (Medellín, 1944) y su hermana Ana Cecilia (1945) abordaron la salud de los niños desde esferas diferentes pero ambas lo hicieron con brillo, una desde la psiquiatría y otra desde la pediatría y la puericultura. Siguieron derroteros similares en el ejercicio clínico, la docencia y la investigación, coincidiendo en varios trabajos, incluida la U. de A., donde se formaron y ejercieron la docencia para jubilarse y seguir como profesoras de cátedra.
Ana Cecilia se especializó en pediatría y puericultura y llegó a atender a miles de infantes en la Clínica del Niño (hoy Clínica CES) y la Clínica Noel. Coordinó por dos años y aún pertenece al Grupo de Puericultura Humberto Ramírez Gómez; ha sido autora de múltiples artículos en boletines y coautora de libros especializados en esta materia.
A su turno, como psiquiatra infantil, Martha Lilliam se especializó además en Salud Pública. Esta publicó también gran número de artículos y fue coautora de libros; coordinó el Programa Historia de la Medicina por diez años, desde 1995, e igualmente mantuvo por dos décadas un espacio de divulgación en la emisora de la U. de A, pero ya había sido jefa de pregrado de Medicina, entre 1988 y 1992.
Al pensionarse continuó como profesora de cátedra y comenzó a coordinar el Programa de Salud Mental del Escolar hasta 2022.
Tiberio Álvarez (1942) fue uno de los primeros en empezar a estudiar y atender pacientes con dolor y en fase terminal en nuestro medio.
Tras hacerse médico en la Universidad de Antioquia hizo en esta misma alma máter la especialización en anestesiología y reanimación (1974), luego estudió reanimatología, planeación antidesastres y socorrismo (1975 a 1976) y se graduó como especialista en dolor y cuidados paliativos en la UPB (2006).
Fue creador de la Clínica de Alivio del Dolor y Cuidados paliativos en el Hospital San Vicente de Paúl y, posteriormente, integró el Instituto Colombiano del Dolor (Incodol).
Igualmente, ha sido profesor de la U. de A. y la UPB, ponente en eventos científicos internacionales y autor de múltiples artículos y libros sobre su área de experticia, pero también de historia de la anestesiología, socorrismo y atención de desastres.
El auditorio principal de la Facultad de Medicina de la U. de A. lleva su nombre.