Las comunidades indígenas Embera de Risaralda y Chocó entraron en lo que parece un eterno ir y devenir desde sus territorios hasta Bogotá.
La selva húmeda y sus resguardos son cada vez un lugar menos seguro para ellos: la violenta disputa por el territorio entre grupos armados, la pobreza y el hambre son solo algunos de los problemas que cargan sobre los hombros.
En la madrugada del pasado 26 de noviembre las autoridades presenciaron que, desde 68 buses, bajaron al menos 2.000 indígenas que venían a protestar frente a la sede de la Agencia Nacional de Tierras (ANT).
Al descener, Marco Fidel Guasarave, consejero mayor del Consejo Mayor Indígena de Risaralda, advirtió de la crítica situación de su territorio: 105 niños y niñas han muerto por desnutrición desde 2023 y lo que va de 2024.
“Queremos que escuchen las voces de las madres y las familias. Debemos dar alivio para que en nuestros territorios haya paz y armonía y que los flagelos de estas muertes no se presenten”, afirmó Guasarave.
Las negociaciones entre los indígenas y los delegados del Gobierno se extendieron por cuatro días. Las partes alcanzaron acuerdos y las comunidades retornaron a sus territorios. Las partes discutieron las principales necesidades de la comunidad, que incluyen la adjudicación de nuevas tierras, proyectos productivos, construcción de vías, acceso a salud y educación y soluciones para combatir la desnutrición infantil.El director de la ANT, Juan Felipe Harman, confirmó que el 90 % de las demandas de la comunidad fueron negociadas y se llegaron a compromisos concretos.
Sin embargo, los detalles finales seguirán siendo monitoreados para garantizar su cumplimiento. Pero la firma sobre el papel no es prenda de garantía para las comunidades Embera.
Leer más: Casi 500 indígenas regresaron al Parque Nacional de Bogotá y reclaman por incumplimientos del Gobierno
Es que desde 2021 estás comunidades están en un constante éxodo desde sus territorios en Risarlada y Chocó hacia la capital del país. En los últimos tres años se han registrado seis llegadas masivas de esta población a la capital del país.
El 8 de septiembre pasado un grupo de 700 indígenas abandonó el Parque Nacional de Bogotá y partió rumbo a Risaralda.
Esa vez, el Gobierno los despachó con la promesa de que, al fin, tendrían garantías de vida digna en sus territorios.
“Los ministros de distintos Gobiernos han llegado a nuestros territorios y han firmado algunos acuerdos que se han olvidado por completo de los pueblos indígenas de Risaralda”, añadió Guasarave.
El retorno de los Embera a sus territorios hace parte del intento por solucionar las profundas desigualdades que enfrentan y que se han mantenido durante estos años.
Lea también: Al menos 30 lesionados tras intervención del Esmad a indígenas en el Parque Nacional
Sin embargo, los líderes dejaron claro que sus manifestaciones se deben a la falta de cumplimientos por parte del Gobierno y no descartaron más éxodos hacia la capital en el futuro.
“Nos vamos con la certeza de que hemos avanzado, pero también con la responsabilidad de vigilar que nuestras necesidades no queden en el olvido”, concluyó Guasarave.
Los otros embera en Bogotá
Aunque el Gobierno celebró el retorno de la comunidad indígena, en Bogotá permanecen otros asentamientos indígenas que suponen un reto para las autoridades distritales y nacionales.Un censo de mayo pasado –elaborado por la Unidad de Víctimas– detalló en en Bogotá todavía permanecen acentuados indígenas en la Unidad de Protección Integral (UPI) La Rioja con 249 hogares (unas 590 personas).
Mientras que en la UPI La Florida el blance es de 607 personas que pertenecen a 230 hogares. También en el albergue de El Buen Samaritano se caracterizaron a 174 personas que están distribuidas en 67 hogares.
Finalmente, en un albergue de Ciudad Bolívar se encontraron a 39 personas de la comunidad Embera Dobidá que conforman 14 hogares.
El eventual retorno de todas estas comunidades supondrá un nuevo reto para las autoridades.
Mientras se garantizan los otros retornos, la alcaldía de Bogotá le ha insistido al Gobierno del presidente Gustavo Petro que cumpla con todos los acuerdos alcanzados con las comunidades para evitar que la capital se desborde en una crisis humanitaria. “Esperamos que la hoja de ruta trazada se cumpla y contribuya a transformar los territorios que habitan los Emberá para que sus proyectos de vida puedan reestablecerse con dignidad”, señaló el alcalde de Bogotá, Carlos Fernando Galán.
Es que bajo la responsabilidad del distrito están los niños indígenas. El 21 de noviembre pasado se conoció que cuatro niños fueron víctimas de abuso sexual dentro de la UP La Rioja. Los hechos se conocieron cuando las autoridades fueron notificadas del aparente abuso sexual. Las víctimas eran tres hermanos de 10, 13 y 14 años, más otro menor cuya edad no ha sido revelada. El reto humanitario continúa.