Abandonado dentro de un costal fue hallado el cuerpo de Juan Pablo Rodríguez Ramírez, de 36 años, un habitante del barrio Aures, de Medellín, quien salió de su casa el pasado viernes y desde entonces se perdió su rastro hasta que el domingo en la tarde se informó de su hallazgo en el corregimiento San Félix, de Bello. Con esta víctima van 30 casos de este tipo en el año, siendo la cifra más alta desde 2021.
De acuerdo con el reporte de desaparición, Juan Pablo había salido por el barrio en la tarde del viernes y al ver que durante todo el fin de semana no se comunicaba ni respondía su celular, sus familiares decidieron poner una denuncia de desaparición. Horas antes de que los familiares realizaran este trámite, en el kilómetro 18 de la vía Medellín-San Pedro de los Milagros, cerca del peaje, al fondo del barranco, las autoridades, por una denuncia anónima, avistaron un costal de varios colores.
Cuando los uniformados llegaron al sitio donde estaba el costal y lo verificaron se encontraron con el cuerpo sin vida de un hombre, quien tendría varias lesiones de tortura. En un comienzo las autoridades no lo identificaron, puesto que no lo sacaron de este contenedor, pero ya Medicina Legal se encargó de hacer las verificaciones respectivas y se encontró con que la persona asesinada en este hecho era Juan Pablo.
Hasta el momento, las autoridades avanzan en la investigación para establecer si esta muerte estaría relacionada con alguna estructura alineada al Grupo Delincuencial Organizado (GDO) Robledo, la cual delinque en este sector del nororiente de Medellín. Se está estableciendo si Juan Pablo tendría alguna amenaza.
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Es la segunda víctima encontrada en similares condiciones en la última semana, puesto que el pasado viernes, en la diagonal 44 con la avenida 33, en el barrio Machado, de Bello, las autoridades encontraron el cuerpo desmembrado, dentro de una maleta, de Edwin de Jesús Londoño Urán, de 21 años.
Con estos dos casos, el Valle de Aburrá está registrando la mayor cantidad de cuerpos abandonados en contenedores de los últimos cuatro años, debido a que en 2022, el que más casos tuvo, a la fecha contabilizaba 29.
Hay que tener en cuenta que en 2022 la cifra se vio afectada cuando entre finales de noviembre y mediados de diciembre de ese año se registró un conflicto en las comunas 7 (Robledo) y 13 (San Javier), además del corregimiento San Cristóbal, por divisiones internas en el grupo delincuencial Robledo, hechos que dejaron 14 asesinatos, entre los que hubo tres cadáveres abandonados en contenedores.
La realidad del año con más casos antes de este difiere mucho con la actualidad, porque la mayoría de casos de 2024 han estado relacionados con ajustes de estructuras criminales, casos de intolerancia y feminicidios, como el de Isabella Mesa Sánchez, de 19 años, a quien encontraron dentro de una maleta en la casa de su novio, Sebastián Villegas Córdoba, de 21, quien la asesinó y fue condenado a más de 30 años de cárcel por este crimen.
El año pasado la cifra estaba mostrando una disminución de este fenómeno, puesto que a la fecha iban 23 casos y para el total del año fueron 24. Para 2021, la cantidad total del año llegó a los 20 casos.
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Esta modalidad de muerte representa el 7,04% de la totalidad de asesinatos que se han registrado este año en el Valle de Aburrá, el porcentaje más alto de muertes de este tipo de la década, teniendo en cuenta que en los tres años anteriores no se superaba el 6% de las muertes totales.
Medellín, con 14 casos, es el municipio con más hallazgos de este tipo durante 2024, la mayoría de ellos en el centro y norte de la ciudad. Lo sigue en la estadística Bello, donde se han encontrado ocho cadáveres en estas condiciones.
Uno de los puntos críticos era la avenida Regional Oriental Norte, donde encontraron la mitad de estos cadáveres, el último el 7 de abril, cuando las autoridades tomaron la determinación de instalar cámaras de seguridad en este corredor e incrementar las medidas de seguridad. Desde entonces, no se han registrado más novedades en este corredor.
Girardota, con cinco casos, fue otro de los municipios con incrementos en esta modalidad de muerte, aunque las investigaciones de varios de estos casos terminaron estableciendo que estas muertes estaban relacionadas con conflictos registrados en Bello, pero que los criminales aprovechaban la soledad de las veredas para abandonarlos y desviar la atención de los investigadores.