A Karen Julieth Ojeda Rodríguez le llaman “La Muñeca” por su aspecto físico y porque es “una dura” en la mafia. También dicen que tiene un parecido con la actriz María Fernanda Yepes en la telenovela Rosario Tijeras.
Esta mujer de 23 años fue capturada por las autoridades, tras verse implicada en el asesinato de su expareja Deyvy Jesús García Palomino, conocido como alias Orejas, ocurrido en zona rural de Piedecuesta, Santander.
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Ella habría citado a Deyvy Jesús en la vereda Pajonal de Piedecuesta para supuestamente arreglar una situación de dinero, pero lo que él no sabía es que ahí iba a encontrar la muerte.
Karen Julieth habría organizado con Paula Valentina Joya Rueda, conocida como la “Gorda Sicaria”, la contratación de unos sicarios para que hicieran la tarea de consumar el crimen.
Durante las audiencias se conoció que ambas mujeres “al parecer, recibieron $4 millones para ubicar y realizar el seguimiento a García Palomino con el fin de ponerlo en posición para que los agresores cometieron el homicidio”.
Una investigación realizada por el periodista Jacobo Solano Cerchiaro reveló que “La Muñeca” solo cursó el bachillerato y se involucró en el actuar delictivo a los 18 años. Ella tenía tres plazas de operaciones: Bucaramanga, Piedecuesta y Barrancabermeja.
Su poder era tan grande que hasta los hombres le tenían miedo por sangre fría y ser una experta manipulando armas de fuego, porque su puntería era fija, certera y mortal. Además, era la segunda al mando en una banda criminal conocida como Los de la M, que tenía control desde la cárcel de Girón, en Santander.
Karen Julieth sabía los atributos que tenía, pues aprovechaba su figura para no despertar sospecha, además se tinturaba el cabello de varios colores con el fin de evitar ser identificada.
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Aunque sus crímenes eran limpios, esté último ocurrido con su expareja no lo fue tanto. Ella no soportó los problemas económicos que tuvo con Deyvy producto del microtráfico, así que decidió tenderle una trampa con su amiga, la “Gorda Sicaria”, citándolo en una vereda para acribillarlo a balazos.
Aunque quería matarlo ella misma, no fue capaz de hacerlo porque aún sentía algo por él, así que les dejó la tarea a los sicarios, porque al fin de cuentas “en la mafia las faltas se pagan”.
Con información de Colprensa - Vanguardia*
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