Una familia en Itagüí condenó durante 15 años a un sinsonte a vivir en cautiverio, por el único ‘pecado’ de tener un canto melodioso y una capacidad sorprendente para imitar sonidos. Esta semana la tortura para esta ave llegó a su fin, luego de la Policía Ambiental llegara a rescatarla junto a una lora frentiamarilla que también llevaba 23 años en esa casa.
El sinsonte llegó al Centro de Atención, Valoración y Rehabilitación de Fauna Silvestre (CAVR) con graves problemas de salud: una marcada hiperqueratosis que consiste en un trastorno caracterizado por el engrosamiento de la capa externa de sus patas, formando una especie de escamas. Además, se encontró un sobrecrecimiento de su pico, y daños las plumas de su cola, producto de vivir en un espacio reducido. Estos problemas son el reflejo de cómo el cautiverio afecta el comportamiento natural y la integridad física de estas aves.
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“El deterioro de su pico, y esta inflamación en sus patas se da por una alimentación no adecuada, donde solo le brindaban semillas, que no hace parte de su dieta en estado silvestre” explicó Andrés Gómez Higuita, supervisor del CAVR de fauna silvestre del Área Metropolitana del Valle de Aburrá.
El sinsonte, cuyo hábitat natural son los arbustos y árboles bajos, donde anida en parejas y se alimenta de frutos e insectos, cumple un rol fundamental en el equilibrio de los ecosistemas. Sin embargo, su canto excepcional lo ha convertido en un blanco frecuente de la captura ilegal.
En lo corrido del año, el CAVR ha recibido 30 sinsontes, el 70% de ellos por entregas voluntarias o incautaciones. Esta cifra evidencia tanto el problema del tráfico y tenencia ilegal como la toma de conciencia de algunas personas que deciden darles una nueva oportunidad a estos animales, devolviéndolos a la Autoridad Ambiental.
Otro reciente doloroso caso que expuso el desprecio que ha prevalecido por la vida animal durante décadas en Colombia ocurrió en Envigado, donde las autoridades encontraron a una lora frentiamarillo que llevaba 60 años en cautiverio. Estos animales, que por cuenta del capricho de las personas se convirtieron en mascotas de manera masiva, pueden vivir hasta más de 90 años. Quiere decir que cientos de estos loros han vivido y muerto una vida de décadas en cautiverio y quién sabe sometidos a qué vaivenes.
A la lorita rescatada en Envigado le detectaron una masa, posiblemente un lipoma, que sería resultado de una dieta excesivamente grasosa. También tenía plumas opacas y grasosas y estaba en evidente sobrepeso. Además, para los veterinarios que atendieron el caso fue particularmente doloroso y conmovedor que la lorita se quejaba terriblemente por varios dolores en su organismo.
“La lora dejó de cumplir funciones ecológicas como dispersar semillas o aparearse. Pero más grave aún es que nunca tuvo la oportunidad de volar o de interactuar con otras aves de su especie. Y todo por el egocentrismo del ser humano que le causa estos dolores a los animales silvestres” detallaron desde el Área.
Si usted conoce un caso como estos en los que animales de fauna silvestre se encuentren en cautiverio, es un deber ético informarlo a las autoridades competentes. Si es en el Valle de Aburrá puede llamar al 304 6300090. Si el caso es en el Suroeste, Norte, Occidente, Bajo Cauca, Magdalena Medio y Nordeste contáctese al 3218175002 y si es en el Oriente el contacto es 321 7811388. Finalmente, para el Urabá el contacto es 018000 400 060.Siga leyendo: Así funciona el lugar en el Oriente antioqueño donde salvan a la fauna