100 días, eso fue lo que duró el Gobierno del primer ministro francés, Michel Barnier, tumbado este miércoles por la Asamblea Nacional con 331 votos a favor de la moción de censura.
El rechazo a Barnier vino de un frente inesperado: una alianza temporal entre la izquierda y la extrema derecha, liderada por Marine Le Pen. Aunque la censura no afecta directamente a Macron, el golpe político es profundo, y más si se tiene en cuenta que fue él quien eligió a Barnier en septiembre para promover la “estabilidad”.
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“Hoy votamos la censura de su gobierno, pero sobre todo marcamos el fin de un mandato: el del presidente”, señaló Éric Coquerel, diputado de la coalición de izquierda Nuevo Frente Popular (NFP), al presentar la moción.
La decisión de realizar la moción se tomó después de que Barnier adoptara por decreto el proyecto de ley de presupuestos de la Seguridad Social para 2025, pues al no contar con una mayoría necesaria en la Asamblea Nacional, este se valió de un mecanismo constitucional que le permite recurrir al decreto y se brincó al parlamento.
Lo que podría parecer un movimiento exclusivamente contra la gestión de Garnier es, en realidad, una clara señal de descontento hacia el presidente Emmanuel Macron, quien ahora enfrenta el momento más crítico de su segundo mandato.
Por su parte, Marine Le Pen, siempre directa, lanzó una advertencia velada al presidente: “Corresponde a su conciencia decidir si puede sacrificar la acción pública y el destino de Francia a su orgullo. Corresponde a su razón decidir si puede ignorar la evidencia de un repudio popular masivo”. Pero evitó pedir explícitamente su renuncia.
El presidente Macron, desde Arabia Saudita, minimizó la censura y calificó de “política ficción” la posibilidad de dimitir antes de 2027, cuando culmina su mandato.
Sin embargo, el desgaste es evidente. Las tensiones entre el Ejecutivo y la Asamblea Nacional complican aún más la gobernabilidad de Francia, la segunda economía más grande de la Unión Europea, que ya enfrenta desafíos económicos y sociales significativos.
Mientras tanto, Marine Le Pen emerge nuevamente como una figura de peso para las elecciones presidenciales. Aunque aún no tiene claro su futuro político, que podría complicarse: enfrenta un juicio por malversación de fondos europeos, con la posibilidad de ser inhabilitada por cinco años, un veredicto que se conocerá el próximo marzo.Siga leyendo: Emmanuel Macron aseguró que es “un error” que Israel “rechace” un alto al fuego en Líbano