El presidente de Argentina, Javier Milei, adicto a las redes sociales para reproducir cumplidos y repartir agravios, introdujo en un año de gobierno un léxico creativo para el insulto que, según expertos habilita a los argentinos a multiplicar hostilidades en línea y en la calle.
El líder ultraliberal llama “econochantas” a los economistas que considera “chantas” (farsantes) porque cuestionan su política económica, y “sindigarcas” a sindicalistas a quienes acusa de “garcas” (estafadores). Milei también se refiere a sus adversarios políticos como “mandriles”, “ratas”, “parásitos”, “degenerados fiscales” y “casta putrefacta”.
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“El discurso de Milei es atípico por su agresividad y violencia simbólica”, dijo a la AFP el director del Laboratorio de Estudios sobre Democracia y Autoritarismos (LEDA) de la Universidad Nacional de San Martín, Ezequiel Ipar. Aún así, indica que los discursos de odio no nacieron con Milei, pero agrega que él sabe “organizarlos y orientarlos” para sintonizar con el malestar social.
Ante esto, el vocero presidencial, Manuel Adorni, justifica el estilo del mandatario diciendo que se trata de “una persona súper respetuosa que defiende la libertad de expresión como nadie”.
Tal visión de la libertad de expresión como un “privilegio absoluto” es para Ipar un sello de las derechas radicales contemporáneas —con personajes como Donald Trump y Jair Bolsonaro— y una “mala interpretación” que busca igualarla con la “libertad de agredir, de amenazar y de hacer discursos estigmatizantes”.
De hecho, el 65,7 % de los argentinos cree que “el odio y la intolerancia están aumentando” desde que gobierna Milei, según una encuesta de septiembre de la consultora Zubán Córdoba.
Javier Milei, quien cumple el 10 de diciembre su primer año de gestión, también suele cargar contra la prensa. El mes pasado escribió en X (antiguo Twitter) que los periodistas son “delincuentes del micrófono”. En sus discursos también suele atacar a los “periodistas ensobrados” (corruptos) y en un mitin reciente defendió a sus “trolls” por “mostrar la realidad” mejor que la prensa.
Por estas razones, la Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas (Adepa) denunció en septiembre el clima de “hostilidad” contra los medios de comunicación.
“Las acusaciones y los denuestos presidenciales motorizan a un ejército de troles, con el amparo del anonimato y de un financiamiento opaco, que multiplican agresiones verbales y abren así rendijas a la violencia física”, escribió Adepa, al enumerar decenas de casos de periodistas y medios que sufrieron “imputaciones infundadas y descalificaciones estigmatizantes” desde el gobierno.
Este “ejército de troles” es señalado por replicar y justificar los insultos del mandatario a través del acoso, la intimidación y el doxeo, es decir la publicación en línea de datos personales.
Una situación así fue la que denunció el periodista Alejandro Alfie, quien afirmó haber sido víctima de doxeo tras escribir en agosto en el diario Clarín sobre los troles que atacan a la prensa. La campaña de hostigamiento de la que fue objeto fue denunciada por el Foro de Periodismo Argentino (FOPEA). Algunos integrantes de la estrategia digital de Milei trabajan en el Estado y otros mantienen populares programas de streaming “libertarios”, en referencia a la ideología del presidente.
Uno de estos célebres influencers es Daniel Parisini, conocido en X como “Gordo Dan” y que en noviembre denominó a la naciente agrupación política “Las Fuerzas del Cielo” como “el brazo armado de La Libertad Avanza”, el partido fundado por Milei. Se refería a los teléfonos móviles como “el arma más poderosa de la historia de la humanidad”.
Sin embargo, el oficialismo no tiene el monopolio de la violencia verbal y, ocasionalmente, también física. Por ejemplo, el influencer libertario Franco Antúnez, conocido como “Fran Fijap”, asistió a una marcha opositora desde la cual publicó en la red X la frase “LTA (la tienen adentro), zurdos”, repitiendo una expresión que suele utilizar el presidente contra sus opositores. A continuación fue atacado por manifestantes y tuvo que refugiarse en un comercio. Al día siguiente, Milei lo recibió en su residencia.
También el dirigente social Juan Grabois, de izquierda, se ha referido en las redes al gobierno como una “caterva de hijos de puta” formada por “empobrecedores vocacionales”.
Por su parte, la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner, líder de la oposición, mantiene ocasionales cruces de insultos con Milei. Para la doctora en Ciencias Sociales especializada en redes sociales, Ana Slimovich, la comunicación confrontativa del gobierno “está tensionando los márgenes de lo que se puede decir y cómo puede decirse”, lo que genera “una amplificación de la violencia”. “Los discursos de odio, la información falsa, la reproducción de estereotipos y la violencia digital han aumentado, lo que puede tener implicancias en el espacio público y, de hecho, las tiene”, agregó a la AFP.
Según Ipar, cuando la autoridad “se expresa de esta manera, autoriza a que otros desinhiban este tipo de violencia”.