Óscar Camargo Ríos, alias Pichi, volvió a caer este lunes, no muy lejos de donde se fugó hace dos meses. El temido narco conocido como el “Pablo Escobar de Santander”, fue recapturado en la mañana de este lunes en una vivienda de la vereda El Noral de Copacabana, norte del Valle de Aburrá, meses después de que las autoridades le habían perdido el rastro tras abandonar su lujoso apartamento en El Poblado, de Medellín, donde pagaba prisión domiciliaria.
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“Pichi” fue recapturado sobre las 4:00 de la mañana de este 9 de diciembre en compañía de dos de sus escoltas: Jeison Roleywer González Saavedra y Luis Carlos Pacheco Pantoja; quienes lo cuidaban de volver a caer en las manos de las autoridades. Pero la estrategia falló y no porque no hubiesen hecho bien su trabajo “protegiendo” al delincuente, sino por acciones que el mismo Camargo realizó y que las autoridades detectaron para cercarlo y finalmente atraparlo.
Y es que, de acuerdo con las primeras declaraciones de fuentes que participaron en el operativo, Camargo cayó por una serie de actividades que permitieron dar con su paradero.
Al parecer, una serie de llamadas a uno de sus hijos, contacto permanente con tres mujeres a las que las autoridades les hicieron seguimiento, y una mascota del delincuente, fueron claves para dar con su paradero.
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En el momento de su recaptura, “Pichi” solo estaba acompañado de sus dos escoltas y las autoridades encontraron varias armas en la vivienda, en especial en la mesa de noche de la habitación en la que este hombre dormía. También se le incautó un dron, ocho equipos celulares y $6.500.000 en efectivo.
El director de la Policía, general William Salamanca, aseguró que la captura de Óscar Camargo Ríos “nos va a permitir iniciar un proceso con la Fiscalía General de la Nación para revisar cómo adquirió sus bienes y por eso 51 familiares están siendo requeridos para revisar sus bienes”.
De acuerdo con la revista Semana, en la captura de “Pichi” trabajaron 28 expertos en investigación criminal, un bloque de inteligencia, un comando de asalto y destacados profesionales en tecnología.
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El delincuente fue trasladado a las instalaciones de la Policía Metropolitana del Valle de Aburrá en Medellín y deberá responder por los delitos de concierto para delinquir y fuga de presos.
“Pichi” es un poderoso traficante de drogas que cuenta con una violenta influencia en Bucaramanga, Santander, y otras regiones de Colombia. En octubre se fugó de un lujoso apartamento en el barrio El Poblado, de Medellín, luego de acceder al beneficio de detención domiciliaria, a pesar de que se encontraba pagando su condena en la cárcel La Tramacúa de Valledupar.
Su accionar delincuencial empezó hace dos décadas en el barrio San Rafael de Bucaramanga como campanero y jíbaro de los traficantes de drogas. A partir de allí, alias Pichi tuvo un ascenso delictivo que parece no detenerse.
Antes de su última fuga el pasado mes de octubre, a “Pichi” se le señalaba de controlar el 98 % del microtráfico en el norte de Bucaramanga, donde generaba rentas criminales de hasta $14.000 millones anuales, según las autoridades. Asimismo, se le acusa de ser el responsable de múltiples asesinatos vinculados a disputas entre bandas rivales, particularmente contra la organización “Los del Sur”. A pesar de haber sido encarcelado en varias ocasiones, continuaba liderando operaciones delictivas desde prisión.
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Asimismo, “Pichi” ha sido acusado de dirigir alrededor del 70 % del tráfico de estupefacientes en la región, y ha sido vinculado a organizaciones criminales que operan tanto en Colombia como en el exterior.