Al menos 184 personas murieron en Puerto Príncipe, la capital de Haití, este fin de semana en los enfrentamientos orquestados por el líder de una pandilla, indicó la ONU el lunes, lo que lleva el balance de víctimas en la isla este año a 5.000.
El gobierno de Haití prometió detener a los pandilleros que, según un balance de la ONU, mataron a al menos 184 personas durante el fin de semana del 7 y 8 de diciembre en un barrio de Puerto Príncipe.
Según la oenegé haitiana Comité por la Paz y el Desarrollo (CPD), un poderoso líder pandillero, Micanord, mandó ejecutar esos asesinatos al estar convencido de que varios habitantes habían provocado la enfermedad de su hijo practicando ritos vudús.
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“Sus esbirros persiguieron a los ancianos y adeptos del vudú en Wharf Jeremie (una zona del barrio de Cité Soleil) entre el viernes por la noche y el sábado, y los ejecutaron antes de quemar sus cadáveres”, explicó el director del CPD, Fritznel Pierre, a la radio haitiana Magik 9.
Los pandilleros también mataron a chóferes de mototaxis que intentaban huir de la zona con habitantes.
Se trata de la coalición pandillera Viv Ansanm, que significa “Viviendo Juntos”. Desde su formación en 2023, unificando facciones de pandillas previamente enemigas, la pandilla ha estado involucrada en múltiples ataques a comunidades, lo que ha llevado a un desplazamiento masivo de personas. El pasado mes de octubre, más de 4,200 personas huyeron de sus hogares debido a la violencia en áreas como Solino.
El grupo armado marcó un punto de inflexión en la violencia en Haití, pues varias pandillas comenzaron a unirse bajo una misma causa, intensificando las amenazas contra el gobierno. En febrero de 2024, “Viv Ansanm” estuvo detrás de una serie de ataques a instalaciones gubernamentales, incluidas estaciones de policía y el Aeropuerto Internacional Toussaint Louverture.
Según Pierre, el balance de víctimas de las autoridades es incompleto porque los grupos criminales impiden el acceso a Cité Soleil, situado en el oeste de la capital haitiana.
Pero el alto comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Volker Türk, cifró este lunes en al menos 184 las víctimas de la masacre.
“Estos últimos fallecidos llevan el balance de muertos en Haití este año al número descomunal de 5.000 personas”, añadió el funcionario de Naciones Unidas durante una rueda de prensa en Ginebra en alusión a las víctimas de la violencia pandillera.
El secretario general de la ONU, António Guterres, condenó los hechos “aterradores” ocurridos durante el fin de semana en Puerto Príncipe y pidió a las autoridades que lleven a los responsables ante la justicia, según su portavoz.
Los enfrentamientos entre pandillas, un mal endémico en este país del Caribe, se recrudecieron desde febrero. Estos grupos controlan el 80% de la capital.
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Una fuerza extranjera respaldada por la ONU y financiada en gran parte por Washington, empezó a desplegarse este verano boreal bajo el liderazgo de policías kenianos, pero sus éxitos han sido escasos hasta el momento.
En la red social X, Sean Savett, portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, pidió este lunes a la comunidad internacional que se una a Estados Unidos para aportar “una asistencia inmediata en materia de seguridad” a esa misión internacional.
Según el CPD, la mayoría de las personas asesinadas el viernes y el sábado tenían más de 60 años, pero entre las víctimas también había jóvenes que intentaron intervenir.
La incesante violencia ha desplazado a más de 700.000 personas, la mitad de ellas niños, en todo el país, según cifras de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) correspondientes a octubre.
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De origen africano y pilar de la cultura del país, el vudú llegó a Haití con los esclavos.
Prohibido durante la ocupación colonial francesa hasta la independencia del país en 1804, el gobierno no lo reconoció como religión oficial hasta 2003.
En Haití, el vudú se fusionó con las creencias y prácticas indígenas tainas y con el catolicismo. Esta práctica religiosa, que adora al Dios “Bondye” —”Dios bueno”— y tiene innumerables leyes y espíritus, sigue siendo una parte integral de la vida de muchas personas en Haití, pues también es una forma de vida cultural que incluye música y danza.
Asocia erróneamente con “magia negra” o prácticas malévolas debido a estigmas históricos y culturales, el vudú es una religión en donde los devotos buscan la conexión y ayuda de los lwa (espíritus).
Según la agencia de noticias African News, en medio de la creciente violencia en ese país, cada vez son más los ciudadanos que recurren al vudú para orar en busca de consejo espiritual, curación o protección.
De acuerdo con el medio internacional, “no se sabe cuántas personas practican actualmente el vudú en Haití, pero hay un dicho popular: ´Haití es 70% católico, 30% protestante y 100% vudú´”.
Con información de AFP*.