El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, criticó lo que describió como tarifas injustas a barcos estadounidenses para pasar por el canal de Panamá y amenazó el fin de semana con exigir que Washington retome el control del estratégico paso.
El mandatario electo también denunció una creciente influencia de China en el canal, una situación preocupante que amenaza los intereses de su país, ya que los negocios estadounidenses dependen del canal para transportar bienes entre los océanos Atlántico y Pacífico.
El canal de Panamá, que fue concluido por Estados Unidos en 1914, fue devuelto al país centroamericano bajo el acuerdo de 1977 suscrito por el presidente demócrata Jimmy Carter. Panamá retomó el control completo del paso comercial el 31 de diciembre de 1999.
El expresidente panameño Martín Torrijos (2004-2009), consideró en un mensaje en Instagram que “cualquier intento” por quitar a Panamá el manejo del canal es “una ofensa”. Estas son cinco claves para entender la amenaza.
Administración panameña, no china
La vía interoceánica, de 80 km de longitud, es operada por la Autoridad del Canal de Panamá (ACP), un ente público autónomo. Sus funciones están descritas en la Constitución, que establece que el canal “constituye un patrimonio inalienable de la Nación panameña” y está abierto a buques “de todas las naciones”.
Estados Unidos, con el 74% de la carga, y China, con el 21%, son sus principales usuarios. Les siguen Japón, Corea del Sur y Chile. El gobierno panameño fija, a petición de la ACP, el precio de los peajes en función de las necesidades del canal y la demanda en el comercio internacional.
Le recomendamos: Trump anunció que exigirá la devolución del Canal de Panamá “si no se respetan sus principios”
La tarifa se determina por la capacidad de carga de los buques, no por el país de procedencia. “El canal no tiene control directo o indirecto ni de China ni de la comunidad europea ni de Estados Unidos o cualquier otra potencia”, señaló el presidente de Panamá, José Raúl Mulino, al rechazar las amenazas de Trump.
Todas las naves, incluidos los buques de guerra y submarinos, son conducidos por un piloto panameño mientras navegan por el canal.
Parte de la historia nacional
La independencia de Panamá en 1903 de Colombia está vinculada al canal interoceánico. Tras el fracaso del conde francés Ferdinand de Lesseps de abrir un canal en el istmo, Estados Unidos promovió la separación de la provincia de Panamá y firmó con el naciente país un tratado que le cedió a perpetuidad tierras y aguas para construirlo.
En contexto: Panamá rechazó amenaza de Trump de retomar control del Canal y Petro respaldó a los panameños
Luego de 10 años de construcción y una inversión de 380 millones de dólares de la época, el canal fue inaugurado el 15 de agosto de 1914 con el cruce del vapor Ancón. Atrás quedaron 25.000 muertos por enfermedades y accidentes durante la construcción francesa y estadounidense.
El canal “es parte de nuestra historia de lucha y una conquista irreversible”, afirmó Mulino.
Enclave estadounidense
Washington estableció la “Zona del Canal”, un enclave donde ondeaba la bandera estadounidense con bases militares, policías y justicia propias. Esto dio pie a décadas de reclamos panameños para reunificar el país y tomar el control de la vía.
En 1977 el líder nacionalista panameño Omar Torrijos y el presidente estadounidense Jimmy Carter firmaron los tratados que permitieron traspasar el canal a Panamá, el 31 de diciembre de 1999.
Puede interesarle: El presidente de Panamá rechaza la amenaza de Donald Trump
“Cualquier intento de retrotraer este logro histórico no solo deshonra nuestra lucha, sino que también es una ofensa a la memoria de quienes lo hicieron posible”, escribió el expresidente Martín Torrijos, hijo del general, en las redes sociales.
Los tratados Torrijos-Carter, apoyados por más de 40 países, establecen que el canal es neutral y puede pasar cualquier barco. La única condición es que cumpla las normas de seguridad y que buques militares de países en conflicto no pasen a la vez.
Atajo con ascensores
El canal conecta el océano Pacífico con el Atlántico. A diferencia del de Suez en Egipto, opera con agua dulce (de lluvia), almacenada en dos lagos artificiales. Una sequía puso en jaque las operaciones a fines de 2023 y se redujo el número de tránsitos, pero la situación se ha normalizado.
La vía funciona con esclusas, una especie de ascensores que elevan los buques 26 metros para poder alcanzar el nivel del lago Gatún y atravesarlo. Otro juego de esclusas los hace descender al nivel del mar para seguir su ruta.
El canal transformó la navegación y el comercio mundial. Los barcos pasan en unas ocho horas de un océano al otro sin tener que ir hasta el Cabo de Hornos, al extremo sur de América. De Nueva York a San Francisco, un buque se ahorra una travesía de 20.300 km.
Gallina de huevos de oro
El canal, por el que circula el 5% del comercio marítimo mundial, conecta a más de 1.900 puertos en 170 países.
A inicios del siglo XXI se había quedado pequeño, por lo que entre 2009 y 2016 fue ampliado. Hoy pueden pasar buques de hasta 366 metros de eslora y 49 de manga, equivalentes a casi cuatro campos de fútbol.
El canal aporta el 6% del PIB de Panamá. Desde 2000 ha entregado al erario más de 28.000 millones de dólares, mucho más que en los 85 años de administración estadounidense (1.878 millones).
Le sugerimos leer: La revolución de la infraestructura en Colombia es el corredor Pacífico - Atlántico, que le competirá al Canal de Panamá
En el último año fiscal lo cruzaron más de 11.200 barcos, con 423 millones de toneladas de carga, y aportó al erario 2.470 millones de dólares.
Los estadounidenses “se beneficiaron con creces del canal, nunca fue un regalo” para Panamá, indicó a la AFP el exjefe de la ACP Jorge Quijano.