Faltando menos de 48 horas para la posesión fraudulenta del dictador Nicolás Maduro en Venezuela, el presidente Gustavo Petro por fin se pronunció. A través de la red social X, como es usual, el mandatario publicó un extenso mensaje en el que se opone a la detención ilegal del activista Carlos Correa, a manos del régimen y cuyo paradero no se conoce: “Este, y otros hechos, impiden mi asistencia personal al acto de posesión de Nicolás Maduro”.
En el mensaje, el mandatario colombiano aclara que “Colombia no romperá relaciones diplomáticas con Venezuela, ni intervendrá en los asuntos internos de ese país, sin invitación. Pero solicitamos desde nuestra propia lucha por los derechos humanos en Colombia, se respeten para todos y todas en Venezuela (...) Solicitamos la libertad de todas las personas detenidas por razones políticas”.
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La posición del presidente Petro, según conoció este diario con fuentes en Presidencia, fue pedida insistentemente por personas de su círculo cercano y de la Cancillería. Finalmente, se produjo este miércoles en esa red social y no a través de un comunicado como han hecho la gran mayoría de países en las últimas horas, ya sea para confirmar su asistencia con un delegado como el Gobierno de Claudia Sheinbaum de México o negar cualquier tipo de presencia como Pedro Sánchez de España.
En el caso de Colombia, asistirá a la posesión Milton Rengifo, embajador en ese país, quien el miércoles calificó de “lúcido” el mensaje de su jefe, el presidente Petro: “Nosotros tenemos que atenernos a las decisiones de las autoridades e instituciones venezolanas y pues ellos han dictaminado que el presidente electo es el señor Nicolás Maduro Moros, cualquier otro tipo de comentario raya en la injerencia (...) El presidente Petro esta mañana, en un trino muy lúcido ha reiterado y ha recordado que no somos intervencionistas ni vamos a tener injerencia en asuntos de otros países”, dijo el embajador que reemplazó al cuestionado Armando Benedetti.
Lo anterior resulta, por decir lo menos, contradictorio, pues según el canciller Luis Gilberto Murillo, Colombia no iba a reconocer a Maduro mientras no se entreguen las actas completas. Algo que no sucedió y que finalmente se convirtió en una promesa incumplida: “La solicitud de Colombia no fue atendida en el sentido de máxima transparencia en las elecciones pasadas”, reconoció el presidente en su mensaje.
Esa ambigüedad y complicidad han marcado la relación de Petro con Maduro desde que restablecieron relaciones diplomáticas al inicio de su Gobierno en 2022. Estaban rotas por decisión del expresidente Iván Duque, que alcanzó a prometer en 2019 que a Maduro le quedaban “pocas horas en el poder” e impulsó un “cerco diplomático” que incluyó el reconocimiento de Juan Guaidó como presidente interino. Pero el dictador y su círculo acusado de múltiples delitos de lesa humanidad cada vez se atornillan más en las sillas que heredaron del fallecido Hugo Chávez y cuyo régimen completa 25 años en el Palacio de Miraflores en Caracas.
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¿Emancipador?
Frente a Venezuela, el presidente Petro ha tenido un comportamiento inusual en su política exterior. Con ningún otro país ha sido tan prudente, calculador y colaborativo. Así quedó demostrado los días posteriores a las elecciones del 28 de julio del año pasado cuando, ante el fraude cometido por el régimen chavista, el mandatario colombiano guardó silencio más de tres días. Inédito para un gobernante que ha alcanzado a publicar más de 60 mensajes diarios en la red social X y que se refiere a lo divino y lo humano en sus discursos.
En aquella ocasión, Petro rompió su silencio diciendo que “las graves dudas que se establecen alrededor del proceso electoral venezolano pueden llevar a su pueblo a una profunda polarización violenta”. Y después emprendió una estrategia de “persuasión” junto a Lula Da Silva, presidente de Brasil, y Andrés Manuel López Obrador, presidente de México, para que Venezuela entregara las actas y diera muestras de voluntad política. Pero nada de eso sucedió tampoco y Maduro endureció su persecución y asedio contra Edmundo González que terminó exiliado en España, y María Corina Machado, hoy en la clandestinidad en Venezuela.
En vez de expresar una posición dura, como ha hecho con Israel frente a los bombardeos en Gaza o el papel de Estados Unidos en el continente, Petro optó por la complicidad. En estos últimos meses su Gobierno se abstuvo de votar en la asamblea de la Organización de Estados Americanos (OEA) que exigía a Venezuela la revelación de las actas. Y el canciller chavista, Yván Gil, estuvo en Cali en medio de la COP16 y se tomó fotos con el canciller Murillo.
Petro, quien en el pasado expresó su admiración por Hugo Chávez, se ha visto seis veces con Maduro desde que asumió el poder. Es el gobernante con el que más se ha reunido.
Según la propia Organización de Naciones Unidas (ONU), Maduro y círculo como el ministro Diosdado Cabello, el general Vladimir Padrino, el fiscal Tarek William Saab, los hermanos Delcy y Jorge Rodríguez, entre otros, han cometido crímenes de lesa humanidad y otros delitos narcotráfico y enriquecimiento ilícito, por solo mencionar un par.
De hecho, el número dos del chavismo, Diosdado Cabello, hace las veces de “policía malo” y ha atacado al canciller Murillo, de quien se burla, y al propio presidente Petro: “El que estaba al frente de eso se llama Enrique Márquez, parte del golpe de Estado que quieren dar en Venezuela. Aquí no hay ángeles, y menos en los opositores, para los que andan defendiéndolo, ¿oíste, (Gustavo) Petro? Defiéndelo, está defendiendo a un niño de pecho (...). Puede ser tu amigo, pero es un delincuente”, dijo Cabello en su programa de televisión.
“La situación actual en términos de la criminalización de la protesta y las diferentes manifestaciones de la oposición, así como la militarización como respuesta, sumado a las desapariciones y secuestro de figuras de la oposición, evidencia un clima muy complejo para Venezuela y los efectos en Colombia”, señala a este diario el analista y profesor de la Universidad Javeriana, Humberto Librado.
Trascendió que el canciller Murillo no renunciaría aún a su cargo, pues era un rumor latente su posible salida del gabinete antes de la posesión del 10 de enero. El presidente electo, Edmundo González, se encuentra en Panamá y luego viajará a República Dominicana para finalmente llegar hasta Caracas, acompañado de varios expresidentes de la región, incluyendo el colombiano Andrés Pastrana.
Por lo pronto, conviene recordar que en un par de discursos y mensajes en redes, Petro se ha autodenominado como un “emancipador”. Pero para la historia quedará que esa palabra no se aplica en el caso de Venezuela. Millones de migrantes en Colombia y el mundo esperan que este 10 de enero o algún día, por fin, caiga la dictadura.
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