Tras superar la crisis del domingo 26 de enero entre Colombia y Estados Unidos, cuando la Casa Blanca suspendió las medidas en contra del primero, que habían surgido por la decisión del presidente Petro de no recibir dos aviones con deportados colombianos, llegó el momento de reflexión y análisis de lo que pudo haber sido una catástrofe para la economía nacional.Sin embargo, no hay que olvidar que las medidas fueron suspendidas podrían reactivarse en cualquier momento, ante una mala señal del gobierno colombiano.De las medidas, dos fueron las más relevantes en materia económica: aranceles de emergencia del 25 % sobre todos los bienes que ingresan a Estados Unidos y en una semana, los aranceles del 25 % se elevarían al 50 %; la segunda, las sanciones a la tesorería, la banca y las finanzas de la IEEPA.Analdex, el gremio del comercio exterior, un día después de haber estallado la crisis, publicó una carta abierta en la que advierte las lecciones que deja este episodio, que alcanzó niveles impensados.Al tiempo que celebró que las partes hayan logrado un rápido acuerdo, para bien de las naciones y los trabajadores, las regiones y empresas de Colombia, “deben quedar lecciones de una crisis que se hubiese podido evitar”.La primera, señala el gremio, es ver a Estados Unidos como un aliado y no como un enemigo. “Lo que viene será fundamental para que el tiempo cure las heridas. Temas de migración y narcotráfico estarán a la orden del día y debemos tener una ruta clara de cooperación, para que el día de mañana esto no amenace con afectar de nuevo las relaciones comerciales”, asegura Analdex.
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