Expertos indican si funciona o no quitar los imanes de la nevera para reducir el consumo energético

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Ante el incremento de las tarifas de energía, la eficiencia energética se convirtió en una necesidad en los hogares. Entre los múltiples aparatos que contribuyen a la factura mensual, el refrigerador es un aparato clave, pues permanece encendido las 24 horas del día.El consumo continuo de este electrodoméstico impulsa a las personas a buscar la manera de reducir el impacto eléctrico, incluso recurriendo a soluciones poco convencionales o a creencias sin bases técnicas. Una de esas acciones es la de retirar los imanes decorativos de la puerta del dispositivo, puesto que se cree que puedo contribuir al ahorro de energía en el hogar.Estas acciones, que no cuentan con una buena base técnica, puede desviar la atención de acciones que sean efectivas. De acuerdo con la Organización de Consumidores y Usuarios de España (OCU), se deben revisar las prácticas que sí cuentan con respaldo técnico y cuáles no, con el fin de optimizar el uso de energía en el hogar. Según la OCU, el campo magnético que generan los imanes es tan pequeño, que resulta totalmente insuficiente para modificar la corriente que alimenta al refrigerador. Si bien existe una interacción entre las corrientes eléctricas y campos magnéticos, la intensidad de estos imanes decorativos no tienen la capacidad para afectar el rendimiento energético del aparato. Por lo tanto, retirar estos elementos de la puerta del electrodoméstico no generará ningún impacto en la factura de electricidad.Esta creencia ha perdurado debido a una lógica equivocada, pero los analistas técnicos descartan su validez. El foco debe estar en medidas concretas que optimicen el funcionamiento del refrigerador, como un mantenimiento adecuado.Lo que define el consumo energético de una nevera es su clase energética, tal como figura en la etiqueta de eficiencia que viene con el aparato. Esta clasificación, que es obligatoria en la mayoría de los países, va de la letra A (más eficiente) a la G (menos eficiente) y refleja cuánta electricidad requiere el electrodoméstico para funcionar.La elección de una nevera de clase A puede implicar un gasto mayor inicial, pero ese costo se amortiza con el paso del tiempo gracias a la reducción sostenida en el consumo eléctrico, a diferencia de los aparatos con menor eficiencia, pues generan un gasto continuo más elevado.   

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