Pablo Emilio Escobar Gaviria se convirtió en una figura representativa del crimen en el mundo, al liderar el Cartel de Medellín en la década de los 80 en Colombia. Logró un rápido ascenso gracias al narcotráfico y acumuló una fortuna extraordinaria para esa época, al punto de ser considerado uno de los más ricos del planeta, incluso llegando a aparecer en la popular lista de Forbes.El capo del Cartel de Medellín tenía numerosas propiedades de lujo en Colombia, donde se incluía la famosa y exuberante hacienda Nápoles, en la cual tenía un zoológico privado. También tuvo mansiones en Miami, Estados Unidos, y se gastaba grandes cantidades de dinero en autos, ropa y joyas.En medio de su actividad ilícita, el narcotraficante lavaba su dinero en diversas empresas legítimas, a través de inversiones que incluían participaciones en sectores como la construcción, la agricultura y la industria. Sin embargo, era complicado para la época determinar el valor exacto de estas.En 1987 la revista Forbes incluyó al narcotraficante en la lista de las personas más ricas del mundo, que en su momentos generó controversia, ya que se consideraba que no debería hacer parte de este prestigioso listado por la naturaleza del negocio a través del cual adquiría sus ganancias. Lo cierto es que la revista destacó la dificultad de verificar las cifras exactas de la gran riqueza de Escobar y señaló que las estimaciones sugerían que su fortuna se equiparaba con la de magnates empresariales legítimos. Hoy, tras más de 30 años de su muerte, sigue existiendo la gran incógnita por su fortuna.Su hermana, Alba Marina Escobar, en entrevista con SEMANA, reveló detalles de lo que fue su gran fortuna y del testamento que dejó para su familia. Además, contó aspectos sobre las millonarias caletas que dejó el capo del Cartel de Medellín. Alba Marina dice que conserva el testamento de Escobar, el cual escribió un día que sintió un fuerte dolor de cabeza. “Me llamó y hablamos. Yo le dije: ‘Pablo, yo no quiero plata de muerto, deme todo lo que me vaya a dar en vida’ (risas). Y él me respondió: ‘Usted sabe que los mafiosos mueren jóvenes’”.Según el relato de Escobar, el testamento decía lo que le iba a dejar a Juan Pablo, su hijo, porque Manuela no había nacido. “Decía que, si tenía una niña, las joyas y las obras de arte eran para ella. A los hermanos, a mi mamá y a mi papá nos dejaba la cuarta parte de libre disposición, y lo demás para Victoria”.Alba Marina relató que Escobar les mandó copia del testamento a los familiares. “Igual, ese testamento no se cumplió. Había mucha confianza con Pablo. Una vez llegó a mi casa y me pidió que le guardara unos documentos: eran las escrituras de la hacienda Nápoles. Tenía un mueble con muchos cajones, los desocupé y no me cabían las escrituras. Después me las pidió. Nápoles estaba a nombre de él y otra parte a nombre de Gustavo Gaviria”.Sobre las caletas, la hermana del capo explicó que después de que murió, se dedicó a recorrerlas y encontró muchas cosas, entre ellas la libreta, cartas de Manuela, de mucha gente, de sus trabajadores. Sin embargo, no había “ni un dólar”.“Escobar no manejaba dinero en efectivo. Si miran la historia, cuando murió encontraron unos billetes, pero él no manejaba gruesas sumas de dinero. La plata la tenían los guardaespaldas”.
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