La tajante razón por la que el papa Francisco nunca fue amante de los teléfonos celulares

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El lunes 21 de abril de 2025 marcó un momento de profunda tristeza para millones de fieles en todo el mundo, cuando el cardenal Kevin Joseph Farrell, camarlengo de la Santa Romana Iglesia, confirmó la muerte del papa Francisco.En medio de los homenajes, resurgió uno de los gestos más simbólicos del pontífice argentino: su firme negativa a adoptar el teléfono móvil como herramienta cotidiana.Un líder contrario al aislamiento digitalA lo largo de su pontificado, Jorge Mario Bergoglio se mantuvo firme frente al avance desmesurado de la tecnología, sobre todo en lo referente a los celulares. Aunque reconocía la utilidad de estos dispositivos, nunca dejó de advertir sobre los peligros de que reemplacen el trato cercano y auténtico entre las personas. Para Francisco, los vínculos humanos eran insustituibles, y su vida fue testimonio de esa convicción.En un encuentro con jóvenes realizado durante la grabación del documental Amén. Francisco Responde, el papa sorprendió al admitir que no usaba celular. Su respuesta fue tajante: “No”, provocando la sorpresa de los presentes. Compartió, incluso, una anécdota: en sus primeros años como obispo, le regalaron un aparato móvil, que nunca usó por su tamaño y peso. “Parecía un zapato”, comentó.Una enseñanza que atraviesa generacionesEl mensaje del papa no solo se dirigía a los líderes religiosos o a los fieles, sino también a las familias. A finales de 2024, hizo un llamado contundente: durante las comidas familiares, los teléfonos debían quedar a un lado. Según Francisco, esos momentos eran oportunidades valiosas para compartir y escuchar verdaderamente, más allá de la necesidad de entender. “Escuchar es reconocer el valor del otro y su derecho a ser”, afirmó.Este enfoque tenía como eje el fortalecimiento de los lazos afectivos, especialmente en un mundo donde la tecnología muchas veces impone barreras invisibles entre padres e hijos. Francisco sostenía que el amor y la atención mutua debían prevalecer por encima de cualquier pantalla.Un papado sin ‘selfies’ ni redes socialesA pesar de estar al frente de una institución global que requería una intensa actividad comunicativa, el papa Francisco optó por mantenerse alejado de las plataformas digitales de uso personal. Delegó tareas como la gestión de redes sociales a su equipo de comunicación y secretarios, reforzando así su convicción de que la tecnología debía estar al servicio de las personas, no al revés.Su distancia del teléfono móvil no fue una simple preferencia generacional ni una excentricidad, sino una postura coherente con su visión del mundo. En un tiempo dominado por la inmediatez y la conexión constante, Francisco eligió el silencio, la escucha y la presencia como sus formas de estar en el mundo. Una elección que, tras su partida, resuena con más fuerza que nunca.

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